Mientras el proyecto de Ley de Etiquetado Frontal sigue sin llegar al recinto de Diputados, las organizaciones sociales, médicos y nutricionistas hacen crecer el reclamo de su sanción a través de las redes sociales. #DeFrente, #EtiquetadoClaroYa!, #PonganFechaYa! Son algunos de los pedidos que se multiplican en posteos masivos con el objetivo de que el proyecto de etiquetado frontal de alimentos y bebidas, se convierta en ley. Según una encuesta, cerca del 90% de los consultados, apoya el etiquetado frontal.
“Si bien en la actualidad los envases de los alimentos indican la información nutricional de lo que consumimos, los datos pasan desapercibidos y, quienes intentan leerlos, no los comprenden”, dijo la licenciada en Nutrición, Florencia Córdoba. “Con este tipo de etiquetado que se propone, la persona puede identificar rápidamente si el producto es saludable o no”, agregó.
Respecto a la propuesta, Córdoba explicó que “se trata de un etiquetado sencillo con sellos octagonales que indican de manera clara y simple si un alimento es alto en grasas, azúcares o sodio, ya que son considerados ingredientes críticos porque su consumo excesivo afecta a la salud”.
“Leo, pero no entiendo”
Según una encuesta realizada, cerca del 90% de los consumidores apoya el etiquetado frontal. De 130 encuestados, 117 respondieron que les gustaría que los productos indiquen de manera clara las calorías y grasas, mientras que diez afirmaron que no les parece relevante y sólo tres personas dijeron que no querían el etiquetado. Al consultarle el motivo, dijeron que “no me gustaría saber cuántas calorías consumo todos los días”.
Respecto a si solían leer la información de los paquetes, la mayoría (73%) dijo que sí aunque sólo el 30% afirmó entender lo que leía. En este sentido, una de las entrevistadas confesó que “suelo leer lo que dice, pero no lo entiendo. Me baso sólo en las calorías, pero el resto de los valores no sé qué son”.
Finalmente, al preguntar si el etiquetado frontal influiría en sus consumos, el 55% respondió que probablemente buscarían un mismo tipo producto con menos calorías, el 30% que se modificaría a largo plazo, el 10% respondió que no sabía y el 5% restante, que no.
Siete meses de demora
El proyecto de ley aprobado en el Senado el 29 de octubre del año pasado casi por unanimidad, no sólo promueve el etiquetado frontal sino que, “en caso de aprobarse también se prohibiría la publicidad engañosa de este tipo de alimentos, como el uso de personajes infantiles en los paquetes y que las escuelas vendan cualquier producto que tengan este tipo de sellos”, explicó Córdoba.
Por estas razones, hay organizaciones que hablan de “interferencias en la industria alimentaria” en la sanción del proyecto. “Es evidente que las grandes industrias y empresas están presionando fuerte en contra de este proyecto, porque priorizan sus intereses económicos por sobre la alimentación y la salud”, dijo la nutricionista.
¿Es una cuestión económica?
Durante el debate del proyecto el año pasado, algunas de las justificaciones en contra del etiquetado sugirieron que la elección de los alimentos con altos porcentajes en grasas y azúcares era, muchas veces, por cuestiones económicas.
Esta Ley evidenciaría aún más la desigualdad económica debido a que no todas las familias tienen la posibilidad de elegir qué consumir. Al respecto, Córdoba mencionó que “los productos que son rendidores y económicos, como los paquetes de lentejas, fideos o arroz no tendrían este tipo de etiquetado porque no son ricos ni en azúcares, grasas ni sal. Por el contrario, los alimentos que por lo general tienen exceso de estos ingredientes críticos son los ultraprocesados que vienen listos para consumir, y su costo es mucho más elevado”. En este sentido, aseguró que “no es una cuestión económica, sino de educación alimentaria”.
Proceso legal
El proyecto obtuvo media sanción con el voto de 64 senadores y tres rechazos. Actualmente, está en Diputados. En abril se desarrolló una reunión conjunta de las comisiones de Legislación General, de Acción Social y Salud Pública, de Defensa del Consumidor y de Industria, donde los legisladores que tienen proyectos de etiquetado expusieron sus posturas al respecto.
Según se anunció, se llevaría a cabo una reunión similar en estos días, para luego proceder a la votación del dictamen de las comisiones y pase a votación en el recinto. Sin embargo, hasta el momento no hay fechas confirmadas para esas instancias.
El marketing y la malnutrición
A pesar de que la nutricionista aseguró que “cada vez la gente toma más conciencia sobre la alimentación saludable”, al mismo tiempo remarcó que “el marketing y la publicidad influyen constantemente en el problema de malnutrición en nuestro país”.
Tal es así, que según la UNICEF, el 50% de las publicidades de alimentos en redes sociales tienen altos niveles de grasas, azúcares y sodio. Además, ese mismo estudio indicó que uno de cada dos niños, compra algún tipo de comida chatarra al menos una vez por semana.
Por ello, para Córdoba, es clave fomentar la educación alimentaria, para que los consumidores elijan opciones más sanas y de productores locales para “evitar el consumo de ingredientes críticos y conservantes que envenenan los alimentos”.
Alta tasa de sobrepeso
Argentina tiene la segunda tasa más alta de sobrepeso en niños y niñas menores de cinco años de América Latina y el Caribe, y tres de cada diez adolescentes tienen sobrepeso, según datos de la UNICEF Argentina.
Por ello, el sobrepeso y la obesidad son problemas de salud pública prioritarios, ya que elevan el riesgo de sufrir patologías crónicas, como enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer. Además, actualmente, también se asocian a mayor riesgo en los casos de COVID-19.
“Muchas de las muertes en nuestro país son por enfermedades que tienen como eje transversal a la alimentación”.