El 19 de marzo fue la última vez que el presidente Alberto Fernández vio a los 10 gobernadores del NEA y NOA argentinos, que componen la región Norte Grande. Fue en Catamarca donde, por primera vez en casi dos años de restablecimiento del espacio de provincias, hizo un anuncio concreto. Fue la rebaja de aportes patronales para nuevos empleos formales, en medio de una pandemia donde las empresas están muy lejos de incrementar sus nóminas de trabajadores.
Un encuentro antes, el 25 de febrero en Yapeyú, Fernández había asumido un compromiso que actualmente está roto: todos los meses dar respuestas a las provincias a los planteos que llevan años irresueltos. Desde energía con tarifa diferencial por tener el Norte las más altas temperaturas y el mayor consumo de luz; un plan de obras públicas que saquen de la postergación a esta zona del país; más subsidios al transporte de pasajeros para impedir una suba del boleto; la reglamentación del Artículo 10 de la Ley PyME, entre otros temas.
Pero después de Catamarca, el Norte Grande no logró avanzar con Alberto Fernández en ningún otro tema trascendente para la vida de los habitantes de esta zona de la Argentina.
De hecho, quedó suspendida sin fecha la reunión de Puerto Iguazú y el viernes por la tarde hubo un encuentro virtual con Wado de Pedro (ministro del Interior) como oyente de la Casa Rosada. Pero sin mayores avances y sí muchos planteos para seguir haciendo a la Nación.
Hay excusas: la pandemia, las restricciones, la situación en algunas provincias que impiden las reuniones. Pero ¿no es más fácil hacer un anuncio vía Zoom y que las soluciones comiencen a llegar a los habitantes del Norte postergado? Tal vez Fernández estira los plazos para llegar a noviembre con algo más para pedir el voto a los candidatos de su Gobierno. Mientras tanto, en el Norte Grande todos siguen participando.