El aumento en los costos y la falta de mano de obra complican a la actividad en la zona del Alto Paraná.
El sector citrícola en Misiones, al igual que diferentes actividades de la producción, atraviesa un tiempo de diversas complicaciones que perjudican el desarrollo de años anteriores. Por tal motivo, cada vez son más los productores de cítricos que deciden inclinarse por otra clase de plantación o producto en sus chacras.
Las principales dificultades se relacionan con la imposibilidad de enfrentar el incremento de los costos, la falta de mano de obra que ayude a completar las cosechas, y la escasa cobertura que pueda brindar la declaración de emergencia en el sector.
En una entrevista, Jorge Krausseman, de la Asociación de Citricultores del Alto Paraná, reconoció que “la actividad citrícola no es de alta rentabilidad, por eso ahora hay mucho abandono de quintas, de las plantaciones. En cambio, en un suelo de rojo profundo la gente se manda con la motosierra o topadora y planta yerba, que hoy por hoy es mucho más rentable”.
“Lamentablemente esa es la realidad, cada vez hay más abandono de plantaciones para los cítricos”, se lamentó.
Al mismo tiempo, manifestó que “los insumos que necesitamos se fueron muy arriba con sus precios, los combustibles aumentaron mucho, los fletes también inciden demasiado en lo complicado que es enfrentar los costos. Por ejemplo, una cubierta, cualquier repuesto o arreglo de un vehículo, son cosas que están carísimas”.
En relación al trabajo que debe realizarse con las plantaciones, Krausseman indicó que “seguimos con problemas con la mano de obra en las cosechas, es algo que viene muy complicado. Hay que resolver la cuestión de la incompatibilidad de los planes sociales que están en vigencia, pero que no permiten tener un ingreso en blanco al mismo tiempo”.
“Trabajar en negro es un problema, es algo muy arriesgado. Pero cuando uno quiere blanquear al cosechero, el mismo no quiere ser blanqueado porque pierde su plan o beneficio social. Esto es algo que debe resolverse y pasa en todas las actividades productivas”, cuestionó.
Cabe recordar que la Ley de Emergencia citrícola 27.507 entró en vigencia a mediados de 2019 para las provincias de Misiones, Entre Ríos, Corrientes, Jujuy y Salta.
En octubre del año pasado, la situación de emergencia seguía creciendo y hasta se había agravado por la pandemia. Entonces el Congreso Nacional sancionó la Ley 27.569, que estiró la vida útil de la primera norma durante un año más y extendió los beneficios a las provincias de Buenos Aires, Tucumán y Catamarca.
Sin embargo, los resultados para las economías regionales no generan un gran impacto positivo. Al ser declarados en emergencia, los empresarios del sector citrícola pueden estirar hacia más adelante (no ser eximidos) los denominados aportes patronales, que resultan bastante pesados en una actividad que es de mano de obra intensiva.
Por ello, para Krausseman, “en Misiones no sirve de mucho la declaración de emergencia citrícola, porque lo único que hace es posponer el tema de los impuestos, para tirar hacia adelante la carga impositiva, pero el que no paga hoy igual va a tener que hacerlo dentro de unos meses o el próximo año”.