Sebastián Méndez compartió su alegría de haber ganado por primera vez en Juveniles y rememoró su paso a paso para vivir este gran momento.
La imagen de Sebastián Méndez Brandt (17) habla por sí sola. Con sus brazos en alto y mirando al cielo, fue captado por una cámara en el momento exacto en el que los sentimientos y el premio al esfuerzo se hicieron carne luego de imponerse en los 50 metros libres, en el Selectivo Nacional de Natación en Juveniles, llevado adelante hace dos semanas, en el Cenard.
Es que el representante del Capri rompió la barrera del segundo puesto y se impuso por primera vez en su carrera, en un nacional; y hoy, ya con las palpitaciones normalizadas, hizo un balance de este año y medio tan particular en contexto de pandemia que lo llevó desde nadar en una pileta pelopincho, para no perder el ritmo, a ser el más rápido del país en su categoría, en la prueba más explosiva de la natación.
“Sentí una gran alegría y la foto -ver aparte- describe prácticamente todo lo que sentí. Estaba agradecido a Dios que pude ganar e ir al torneo porque no me contagié -de Covid-, ni tuve ningún problema externo; fue una gran felicidad. Al fin se me dio este logro”, compartió contento el posadeño .
Es que Sebas siempre estaba en el podio, pero no se daba encabezarlo hasta que un día tanto trabajo llegó a buen puerto. “Es la primera vez que gano en mi vida de nadador en la categoría, siempre salía segundo o tercero, pero nunca primero…fue impresionante”.
Fue la frutilla de postre en el último día del selectivo, ya que venía de un segundo puesto en los 200 pecho y la llamita estaba encendida por destrabar esa racha que estaba cada vez más cerca.
“Me puse bastante nervioso al principio porque en el ablande estaba haciendo tiradas y el Colo -Gustavo Breitenbruch, su entrenador- me tomaba el tiempo para ver cómo estábamos y la verdad es que no estaba haciendo buenos tiempos y me decía ‘mmm…qué saldrá’; pero con mente positiva siempre. Y bueno, llegó el momento, me tiré y no fue de una de mis mejores partidas, pero al final remonté y pude llegar primero por dos centésimas”, recordó ya aliviado.
Es que al ser una de las pruebas top de un velocista, junto con los 100 libres, no hay margen de error y “esos 50 metros que pasan volando”, dijo entre risas.
A su vez se tornó especial en la previa, ya que esta prueba mantiene aún el récord del misionero Lisandro Monzón realizado en el 2009.
“Cada vez que vemos y escuchamos el nombre de Lisandro, al que le pertenece el récord, es una gran alegría y ‘papudeamos’ con nuestro nadador. Les decimos a los otros, ‘mirá, ese es misionero”, señaló risueño Seba que con sus 23s78/100, se acerca a destronar a uno de los referentes históricos de la natación de la Tierra Colorada que se mantiene vigente a través de su tiempazo de Juveniles de 23s09/100.
Pero no fue el único en el torneo, ya que fue trascendental la convocatoria con cinco misioneros: Astrid Olmedo, en Mayores, Sebastián, Santiago Caso y Catalina Addiechi, en Juveniles, y Jeremías Debat en Cadetes, y todos ellos con podios, lo que representa un hecho digno de destacar para este grupo dirigido por Breitenbruch y la ex nadadora Marion Báez Breard. “Fue increíble que tantos misioneros estén en la planilla de los entrenadores nacionales que nos convocaron a que estemos en esta cita. Yo a la edad de Jere ni estaba en la órbita de un entrenador de la selección, es muy bueno que esto esté pasando”, reflexionó.
Y es que esta actualidad no vino por arte de magia para ninguno de ellos; y en caso particular de Sebastián, al inicio de la pandemia por las restricciones allá por marzo y abril del 2020, la famlia Méndez armó una pelopincho y el nadador sacó a relucir su imaginación para mantenerse activo en el agua.
“Nadaba en una pileta pelopincho de 4×2 con el agua re fría, porque ya estaba haciendo frío en esa época, y mi papá calentaba agua en la pava eléctrica y tiraba en la pileta para que se calentara un poco -risas-; después me ataba a una columna y nadaba una hora por ahí porque la temperatura bajaba mucho y encima corría viento”, rememoró.
Pero ya a fines de mayo las actividades deportivas comenzaron a habilitarse en Misiones y el Capri abrió las puertas. “Entrenamos mucho desde ese momento y hasta ahora no paramos”, tiró.
Y tal es así, que el equipo entrena de 5 a 7, luego por la tarde hay un segundo turno y también hay rutinas de gimnasio. Hoy ese esfuerzo sale a la luz con los resultados, pero por sobre todas las cosas, los nadadores demuestran que para que las metas se cumplan hay procesos duros, pero alegrías enormes para orgullo de toda una provincia.