La menor actividad económica y la inflación golpea a un gran número de empresas. Muchas aún arrastran créditos del inicio de la pandemia en 2020.
Sin fechas ciertas sobre cuándo volverá la normalidad, desde el sector empresarial misionero se explicó cuáles son las principales problemáticas que enfrentan por estos días de pandemia en la tierra roja. Entre los obstáculos más nombrados sobresalen las deudas (impositivas y crediticias) contraídas para mantenerse abiertos, la falta de rentabilidad para pagar salarios, inflación constante, falta de reposición de mercadería, entre los más citados. Se explicó que hay algunos rubros que pese a las restricciones de la pandemia, mantienen una actividad más o menos normal (los sectores productivos por ejemplo) y hay otros que están golpeados de lleno por las restricciones sanitarias; como los rubros asociados al turismo y esparcimiento.
Se coincidió que en los casos más graves, la única ayuda posible para mantener empresas sería el aporte directo de subsidios. Ya que las empresas no pueden hacer frente a créditos aunque sean a una tasa de interés muy baja.
Para el contador y asesor de empresas, Raúl Karaben, en la crisis actual hay que diferenciar las empresas que pueden trabajar con cierta normalidad de las que nó. “Los sectores productivos, madera, yerba mate, té, en general siguieron trabajando con normalidad. Casi que no tuvieron problemas. Pero por otro lado y por ejemplo lo que tenga que ver con la gastronomía y hotelería: ¡Mamá Mía! No hay forma de hacer frente a todos los gastos, desde la compra de más insumos para desinfección, el menor público que se puede recibir y a la vez el escaso público que está saliendo a consumir. Son actividades que no han tenido respuesta porque la crisis es muy profunda”, explicó.
Y remarcó: “Por eso es lamentable que tantos negocios han cerrado y se despidiera a tanta gente”.
Siguió diferenciando apuntando que “el que está bien, no tiene problemas, pero el que está mal está en la lona. Con la cual la ayuda que se le pueda dar es relativa, un repro por ejemplo o un subsidio. No sirve de nada un préstamo porque es ayudar a que la empresa se hunda. Es como darle un chaleco de plomo, porque el día de mañana no va a poder devolver el dinero y terminará cerrando”.
Por otro lado recordó que no hubo alivio impositivo acorde a los problemas que debieron enfrentar las empresas. “Los impuestos, lamentablemente la carga tributaria no se ha disminuido nada. En Europa lo primero que hicieron fue bajar los impuestos al consumo. Acá no se tocó nada, ni el Iva, ni ingresos brutos, ni impuesto al cheque, nada de los impuestos se tocó, con la excusa que el estado también necesita se niveló para abajo a todos”.
Por su parte el vicepresidente de la Cámara de Comercio e Industria de Misiones (CCIP) Jorge Lindheimer apuntó que entre los negocios locales hay preocupación por los efectos de la inflación en el país. “Tenemos dos grandes problemas en este tiempo, uno es la inflación que realmente desacomoda los precios, los valores relativos y complica la capacidad adquisitiva de los consumidores.Y segundo es la capacidad de reposición de mercadería. Hay muchas complicaciones porque la mayoría de lo que se consume en el interior se produce en Buenos Aires, ya sea fábrica o importación. Y estas restricciones que había en el Amba por supuesto generaron graves problemas logísticos y también encareció el costo logístico. No solo es el problema la inflación sino también conseguir la mercadería hoy en día, también hay fábricas que tienen casos de Covid y tienen que trabajar con personal reducido, son temas que nos complican hoy en día a día”, evaluó.
Por otro lado diferenció “A pesar de todo, estamos bastante mejor que en otras provincias que tuvieron mayores restricciones de circulación. Esto se valora cuando se sale de Misiones y se ve lo que pasaron comercios de otras jurisdicciones, por suerte aquí se valoró el trabajo y se trató de no entorpecer el trabajo de los privados”.
En tanto Luis Steffen, presidente de la Cámara de Comercio de Puerto Rico se refirió sobre el contexto económico y resaltó que “en la parte de comestibles sabemos bien que la persona necesita consumir, por lo tanto es una actividad que puede incrementarse un poco mas o mermar pero es un consumo constante mensual. El resto sí varían mucho porque cuando los precios suben y los sueldos no alcanzan, la gente lo primero que hace es comer, después piensan en cambiar algún bien durable, o hacer una inversión en la casa o comprarse una zapatilla”.
“En este momento, la situación no esta fácil, los sueldos no alcanzan, con todos los aumentos que hubo, la gente cada vez puede adquirir menos, y destina sus ingresos a comestibles” indicó.
Rerspecto a otros rubros, Steffen analizó que “cuando salimos de noche vemos a varios comedores que están trabajando muy bien. Hay sectores de la industria que están reaccionando bien, otros a media marcha, y hay comercios con problemas de la reposición de la mercadería. Es un problema porque los grandes centros donde se fabrica la mayoría de los productos están con muchas restricciones, automáticamente la producción no alcanzan y generalmente esas empresas abastecen a los mas cercanos y nosotros que estamos más lejos quedamos últimos”.
Recordó que el municipio carece de tantos casos de Covid-19 y que se pudo trabajar normalmente, con restricciones mínimas. Sin embargo, muchos rubros registraron grandes mermas en las ventas, como por ejemplo, el ligado a la indumentaria.
En gastronomía
El sector gastronómico vive momentos críticos. Sobre este punto, el empresario Alberto Oleg manifestó que “estamos trabajando a pérdida desde hace meses, sobreviviendo como se puede, después de varios meses de encierro y restricciones que limitan la actividad”.
Indicó que actualmente el rubro trabaja un 60% por debajo en relación a los niveles prepandemia.
En este contexto “la situación es muy crítica. Estamos en una dificultad y no sabemos cuánto tiempo podemos seguir sobreviviendo. En mi caso, mantuve los puestos de trabajo, pero los ingresos no son acordes a la situación, en una época de problemas económicos. Para sobrevivir y mantener el restaurante lo que tuve que hacer es vender un auto y utilizar mis ahorros como para abonar los sueldos”, comentó Oleg.
“La gente tiene interés de salir, pero hay una costumbre de salir tarde. Ahora abrimos hasta las 00, pero la gente aparece a las 22. Entonces, ni bien se sientan al rato se tiene que ir. Eso repercute mucho en la actividad, por lo que insistimos en atender hasta más tarde. Es una forma de combatir las fiestas clandestinas que proliferan”, consideró.