Micaela Cristaldo (24), oriunda de Colonia Oasis, cruzó el río Paraná para escapar de su pareja luego de cinco años de maltratos. Ahora teme perder a su hija.

Cuenta Micaela Cristaldo (24) que una noche en su casa en Encarnación, Paraguay, sintió que se moría. Su pareja tomó del cuello y no la dejaba respirar. Todo ocurrió frente a su hija, por lo que la joven entonces huyó corriendo del lugar y buscó refugio en la casa de su hermana, aunque los días posteriores los hostigamientos siguieron. A ella y a su familia.

Finalmente decidió trasladarse a la frontera y cruzar ilegalmente el Paraná en canoa para llegar a su Colonia Oasis natal, donde encontró seguridad para ella y su pequeña. Este hecho ocurrió hace ocho meses, el 7 de diciembre del año pasado, con las fronteras cerradas por el avance de la pandemia por el coronavirus.

Sin embargo, tras una denuncia de su ex cónyuge en el vecino país, ahora teme perder la tenencia de la menor, que tiene 4 años. El Juzgado Civil, Comercial, Laboral y de Familia de Jardín América llevó a cabo un procedimiento judicial urgente, que se enmarca dentro de la Convención Interamericana de Restitución Internacional de Menores y falló a favor del hombre, lo que obligaría a la mujer a volver a Paraguay.

“Esto sería una injusticia”, reclamó Micaela, al tiempo que adelantó que va a apelar, por lo que el caso deberá dirimirse en la Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Laboral, de Familia y Violencia Familiar de Puerto Rico.
“Si bien es un trámite de restitución internacional, el efecto práctico de la sentencia sería que tengan que ir al Paraguay. Pero Micaela entiende que tanto ella como su hija estarán expuestas a una persona que ya ejerció violencia contra ellas. Esto fue confirmado por los informes psicológicos y de las trabajadoras sociales que actuaron en la causa”, señaló a El Territorio Pedro Piris, defensor oficial del Juzgado de Instrucción de Jardín América, quien representa a la misionera.

Ante la consulta de que si el hecho de que la joven haya cruzado de forma ilegal a la Argentina significa un elemento en su contra, el letrado expresó que “al ser tanto ella como su hija argentinas, no debería traer mayores inconvenientes, más que alguna multa en Migraciones, pero eso escapa a nuestra actuación. En el trámite de restitución no debería haber diferencia, ya que ella no necesitaba permiso para salir con la nena, puesto que no está reconocida por el padre”.

En este contexto, el defensor oficial Civil, Comercial, Laboral y de Familia en Jardín América, Héctor Adrián Solís, tuvo que representar al Estado paraguayo en el proceso, ya que las dos partes deben tener patrocinio de un letrado local.

“Todo esto tiene que ver con la sustracción ilegítima de un menor que es llevado de un país a otro; o que, siendo llevados de forma legal, sean retenidos indebidamente en otro país. Tanto en Argentina como en Paraguay se requiere autorización de ambos progenitores para que un menor de edad salga del país. Y este caso justamente se inicia por la salida del país de una niña sin el consentimiento del progenitor”, expresó el abogado.

De todas formas, en línea con lo dicho por el defensor de Micaela, aclaró que en su artículo 15 la Convención Interamericana de Restitución Internacional de Menores señala que la restitución de la niña no significa prejuzgar sobre la guarda, custodia o cuidados personales.“Es decir, todo lo relativo a las decisiones sobre los cuidados personales o régimen de comunicación y contacto de la niña será resuelto de manera independiente a este procedimiento por un juez competente, sea de Paraguay o Argentina, según la sentencia de este proceso urgente”, añadió, remarcando que esa sentencia tiene que estar firme.

“Este procedimiento se inició hace un mes en Jardín América, ciudad donde actualmente se encuentra la niña. Se dio trámite con todas las garantías del debido proceso legal, ejercitando el derecho de defensa de la madre, que es la representante legal de la niña, con el patrocinio letrado del defensor oficial. Hoy (por ayer) salió la sentencia haciendo lugar a la restitución internacional de la menor”, detalló Solís.

No obstante, la apelación anunciada por Cristaldo tiene un efecto suspensivo, por lo que ese dictamen no se va a ejecutar hasta que la Cámara de Apelaciones lo resuelva.

Historia

En 2016, cuando Micaela tenía 19, viajó a Encarnación, donde decidió quedarse al cuidado de su hermana embarazada. En ese tiempo conoció a Robert e iniciaron una relación. “Primero él era muy amable conmigo, pero a los tres meses que empezamos a estar juntos se volvió agresivo, hasta incluso estando embarazada siempre me golpeaba”, sostuvo la joven madre en una entrevista.

Fue sólo el inicio de cinco largos y difíciles años. “Vivir todo ese tiempo allá fue lo peor de mi vida. Robert era violento conmigo, no me permitía comunicarme con mi familia ni tener amigos, tampoco juntarme con alguien o tener celular. O sea, él me controlaba siempre todo”, precisó.

El 24 de diciembre del 2016 su hija nació de forma prematura – siete meses- en razón de la violencia que sufrió Micaela durante su embarazo. Entonces la pareja se había trasladado desde la localidad paraguaya a Posadas, Misiones, por lo que la niña tiene nacionalidad argentina como la madre. Incluso, la filiación entre el padre y la madre de la menor corresponde a este país.

Tras el nacimiento los tres regresaron a su hogar en el vecino país, donde la pesadilla de Micaela no se detuvo. “Él me seguía pegando y maltratando, incluso me obligaba a tener relaciones sexuales, yo no quería vivir más con él por todo lo que me hacía. Incluso golpeaba bruscamente a su hija, por lo que ahora le tiene pánico a su papá”.

Todo ese dolor y sufrimiento, que era básicamente temor por su vida, llevaron a la misionera a tomar la decisión de abandonar Paraguay.

“El día que yo huí, Robert casi me ahorcó, me agarró del cuello y no me dejaba respirar. Esa secuencia mi hija vio y cuando llegamos a Jardín América empezó a ir con una psicóloga. Le tiene terror a ese hombre”.

“Él venía a atropellarnos (sic) todos los días a la casa de mi hermana, le llegó a pegar a mi mamá”, amplió sobre las situaciones que la llevaron a irse de la ciudad paraguaya.

Sobre este punto, el abogado Héctor Solís aportó: “La denuncia hecha por el papá de la nena fue en Paraguay al tomar conocimiento de que la mamá lleva a la nena a la República Argentina sin su autorización. Para que un menor salga del país, requiere la autorización de ambos progenitores y en este caso, la nena llegó a nuestro país sin la autorización del padre, por lo que fue ese hecho lo que desencadenó en la denuncia realizada por el hombre paraguayo y generó el origen a la activación de los mecanismos internacionales bajo el amparo de esta Convención Interamericana de Restitución Internacional de los Niños. A partir de allí, intervienen las autoridades nacionales de ambos países”.

En la actualidad Micaela vive con sus padres y hermanos en Colonia Oasis.
“Nosotros somos una familia humilde, yo no sé leer ni escribir, lo único que quiero es que mi hija no vuelva con el padre porque es muy agresivo. Temo por la vida de mi niña, además siempre voy a estar detrás de ella porque nada malo quiero que le pase”.