Cada 4 de agosto se conmemora su día y, en su honor, el Día del Párroco. También es la fiesta patronal del Seminario Diocesano de Posadas. Pero ¿quién era San Juan María Vianney?
Nacido en Dardilly, cerca de Lyon (Francia), el 8 de Mayo de 1786, a los 20 años fue enviado a la escuela para aspirantes a eclesiásticos a cargo del cura de la vecina Ecully, M. Balley, donde quedó de manifiesto su inteligencia “mediana” y sus conocimientos “extremadamente limitados”, con especiales dificultades para el estudio del latín.
Para colmo, el joven Juan Bautista María Vianney fue llamado a servir en el Ejército napoleónico contra España. La mañana de su partida hacia el frente, fue a la iglesia a rezar y cuando regresó a los cuarteles se encontró con que todos sus camaradas se habían ido ya. Se le amenazó con un arresto, pero el capitán del reclutamiento creyó lo que contaba y lo mandó tras las tropas.
A la caída de la noche se encontró con un joven que se ofreció a guiarle hasta sus compañeros, pero en realidad le condujo a Noes, donde algunos desertores se habían reunido. El alcalde le persuadió de que se quedara allí, bajo nombre supuesto, como maestro. Después de catorce meses, pudo comunicarse con su familia. Su padre se enfadó al saber que era un desertor y le ordenó que se entregara, pero la cuestión fue solucionada por su hermano menor que se ofreció a servir en su lugar y fue aceptado.
Juan Bautista reanudó entonces sus estudios en Ecully hasta que en 1812 fue enviado al Seminario de Verrieres. Estaba tan mal preparado en latín que se vio forzado a seguir el curso de filosofía en francés. Reprobó el examen de ingreso al Seminario y fue “invitado” a abandonarlo, pero con tesón y la intermediación de su “padrino” religioso, tres meses más tarde aprobó.
Dicen que sus dificultades en los estudios preparatorios parecen haberse debido a una falta de flexibilidad mental al tratar con la teoría como algo distinto de la práctica, a la insuficiencia de su primera escolarización y a la avanzada edad a la que comenzó a estudiar.
El 13 de agosto de 1815 fue ordenado sacerdote por el Obispo de Grenoble y tres años más tarde fue asignado al frente de la parroquia de Ars, una aldea no muy lejos de Lyon, aunque nunca recibió el nombramiento como párroco. En el ejercicio de sus funciones en esta remota aldea fundó una especie de orfanato para jóvenes desamparadas. Se le llamó “La Providencia” y fue el modelo de instituciones similares establecidas más tarde por toda Francia.
El propio Vianney instruía a las niñas de “La Providencia” en el catecismo, y estas enseñanzas llegaron a ser tan populares que al final se daban todos los días en la iglesia a grandes multitudes. “La Providencia”, la obra favorita del “cura de Ars”, fue cerrada en 1847 por “la oposición de mucha buena gente”.
Paralelamente, no llevaba mucho tiempo en Ars cuando la gente empezó a acudir a él desde otras parroquias, luego de lugares distantes, más tarde de todas partes de Francia, y finalmente de otros países. Durante los últimos diez años de su vida, pasó de 16 a 18 horas diarias en el confesionario, donde su consejo era buscado por obispos, sacerdotes, religiosos, jóvenes y mujeres con dudas sobre su vocación, pecadores, personas con toda clase de dificultades y enfermos.
En 1855, el número de peregrinos había alcanzado los 20 mil al año. Las personas más distinguidas visitaban Ars con la finalidad de ver al Santo Cura y oír su enseñanza cotidiana. Se caracterizaba por el sentido común, su notable perspicacia y conocimiento sobrenatural. A veces adivinaba pecados no revelados en una confesión imperfecta. Sus instrucciones se daban en lenguaje sencillo, lleno de imágenes sacadas de la vida diaria y de escenas campestres.
Los milagros de San Juan María Vianney registrados por sus biógrafos son de tres clases:
-La obtención de dinero para sus limosnas y alimento para sus huérfanos
-Conocimiento sobrenatural del pasado y del futuro
-Curación de enfermos, especialmente niños.
Pero el mayor milagro de todos fue su vida. Durante cuarenta años su alimentación y su descanso fueron insuficientes, trabajaba incesantemente, con inagotable humildad, amabilidad, paciencia, y buen humor, hasta que tuvo más de 73 años y falleció el 4 de Agosto de 1859 en Ars.
El 3 de octubre de 1874, Juan Bautista María Vianney fue proclamado Venerable por Pío IX y el 8 de enero de 1905 fue beatificado. El papa Pío XI lo canonizó el 31 de mayo de 1925 y su fiesta se celebra cada 4 de agosto.
En su honor, esa fecha se instituyó como Día del Párroco. El Seminario Diocesano de Posadas lleva su nombre y este día está también de festejos patronales.