El implicado tiene 27 años, es apodado Cafú y en un principio fue apuntado por la familia como uno de los agresores. La Policía sigue buscando a un quinto implicado.
Mientras el Juzgado de Instrucción Seis de Posadas aguarda por el resultado de distintas medidas para resolver la situación procesal de los tres detenidos que tenía hasta ayer la pesquisa por el homicidio de Cristian “Casimiro” Sotelo (40), quien fuera ultimado de un disparo en el pecho el 13 de junio en el barrio A 3-2, un nuevo sospechoso por el hecho fue arrestado ayer por efectivos de la Policía de Misiones.
Se trata de un hombre de 27 años, conocido con el apodo de Cafú y quien desde el principio de la investigación fue apuntado como uno de los responsables del hecho por parte de allegados a la víctima. Más allá de esto último, el juez Ricardo Balor, titular del juzgado interviniente, decidió aguardar el avance de las averiguaciones para disponer dicho arresto.
Fuentes cercanas al expediente añadieron que para solicitar la inmediata ubicación del nuevo sospechoso resultó clave la declaración testimonial aportada días atrás por distintos testigos que comparecieron ante el magistrado y que ubicaron a Cafú momentos previos al ataque en cercanías a la escena del crimen.
Sobre la detención del implicado, este medio pudo saber que el procedimiento fue realizado ayer a la mañana por parte de integrantes de la Dirección Homicidios de la Policía de Misiones en una vivienda del barrio Ñu Porá de Garupá.
Ahora se aguarda que en los próximos días el nuevo implicado que tiene la causa sea llevado a prestar declaración indagatoria para responder ante la fuerte acusación que pesa sobre él.
Además, las mismas fuentes añadieron que la Policía de Misiones busca también a otro sospechoso en el caso, de apodo Pitoko y quien hasta el cierre de esta edición seguía siendo buscado por los investigadores.
Por otro lado, se pudo saber que el próximo martes se realizaría una ampliación de indagatoria para los otros tres involucrados que tiene la causa: Armando Emanuel G. (26), Germán “Belco” I. (25) y Elio “El Garrafero” C. (28). Se espera que una vez terminada dicha diligencia judicial se pueda resolver la situación procesal de cada uno de ellos.
Cabe mencionar que hace una semana, Diego Ezequiel R. (27), quien fue uno de los primeros en ser aprehendido por efectivos de la Comisaría Décima, pocas horas después de la balacera en el barrio A 3-2, recuperó la libertad bajo caución juratoria. Es que los relatos de testigos aportados en la pesquisa no lo identificaron como uno de los atacantes y por ello se resolvió su liberación, aunque continúa ligado al proceso.
En relación a esto último, Luciando Duarte, abogado de Diego Ezequiel, adelantó días atrás que buscará mediante pericias de teléfonos celulares la desvinculación total de su cliente.
Disparos en A 3-2
Casimiro Sotelo, junto a su sobrino Maximiliano (22) y otros dos jóvenes identificados como Alejandro M. (18) y Ezequiel G. (24), fueron alcanzados por una ráfaga de disparos durante la mañana del domingo 13 de junio.
De acuerdo a la reconstrucción que se tiene hasta el momento de los hechos, cerca de las 6, los nombrados se encontraban sobre la vereda de la manzana 19 del barrio A3-2 y, según afirmaron sus familiares, instantes antes habían salido de una reunión familiar que se desarrolló en casa de un sobrino del fallecido.
Las investigaciones indican que al menos dos personas armadas bajaron de un vehículo y abrieron fuego contra las víctimas. Tío y sobrino lograron buscar refugio en casa de una hermana de Casimiro, quien se salvó de milagro de los disparos mientras intentaba poner a salvo a sus familiares.
Minutos después, los baleados fueron derivados en vehículos particulares al hospital Madariaga, donde el mayor de ellos ingresó sin vida. En el lugar, los peritos de la Policía hallaron una veintena de casquillos calibres 38 y 22.
Quien también declaró apenas horas después del crimen fue la hermana de Sotelo, Gladis, dueña de la casa donde fueron atacadas las víctimas. “Yo estaba adentro tomando mate y escuché que ellos estaban. Escuché los ruidos y le dije a mi marido ‘parece que están tirando cohetes’, pero al toque escuché que golpeaban la puerta. Salí y me agaché porque estaba oscuro y escuché los disparos”.
“Mi sobrino estaba tirado y mi hermano a un lado, yo trataba de meterlos dentro de casa. En eso un tiro casi me agarra la cabeza. Después, con ayuda de mi hijo, logro rescatar a mi sobrino y lo recostamos en el sillón. Después salimos porque queríamos alzar a mi hermano, pero estaba muy mal. Él es grandote y era muy pesado para levantarlo. En eso empiezan a tirar tiros nuevamente y siento que alguien me tira para dentro y era mi hijo. Yo le decía ‘dejame que Casimiro está afuera’. Y después no se escuchó más nada y mi hijo le agarró a mi hermano y le decía ‘Casimiro, despertate por favor’, añadió.
Por su parte, Vilma, otra hermana del fallecido, relató en su momento que su hijo -quien permaneció varios días internado a causa del ataque- le había relatado: “Mami, nosotros ya nos íbamos a ir a tomar a otro lado y mi tío casi se iba a su casa. Cuando nos movimos, ni tiempo nos dieron. La camioneta entró en la cuadra y ni tiempo nos dio. Bajaron unos monos y dispararon, uno con una metralleta, para mí fue Petaca”.
La principal hipótesis de los investigadores indica que aparentemente la víctima y su allegados intentaron ingresar a una fiesta clandestina que se desarrollaba en la zona y que había sido organizada en casa de Garrafero. Allí se habría registrado un encontronazo con el presunto organizador (Belco) que no los dejó ingresar. Y que el ataque habría sido en venganza de ese episodio.