Insólito pero real. Iracema Posdeley, oriunda de Campo Grande manifestó que su hija obligó a su padre a operarse de un problema de salud que luego falleció, y además engañó con las firmas para vender el terreno en el que vivían. “Yo ya soy vieja, no puedo trabajar, no puedo hacer nada”, expresó la anciana.
Iracena, viuda de Hilario Ríos, confesó que su hija Ana vendió el terreno que ella había comprado con tanto esfuerzo. “Fue ella quien le hizo operar al viejo, yo le dije bien que no, pero le llevó igual, ahora estoy muy triste, sin mi viejo y sin mi casita”, contó la víctima de una presunta estafa.
“Nosotros compramos el terreno, hicimos la casa, luchamos para hacer, pagamos todo, y ahora quedé sin nada, quedé en la calle. Yo ya soy vieja, no puedo trabajar, no puedo hacer nada”, se lamentó Iracema.
Seguidamente, Iracema contó “con el sudor de nosotros levantamos la casita esa, cómo no voy a mezquinar. Le compramos a un viejito que se llamaba Montenegro, y él se fue lejos y yo le di la platita que yo tenía, y después le tenía que mandar lo que faltaba por encomienda, y le mandé, pagué todo”, añadió.
No obstante, la viuda relató que su pareja Hilario estaba enfermo y no podía caminar. A partir de eso, su hija Ana aprovechó la situación de vulnerabilidad e hizo firmar los papeles del terreno a su padre. “No vayas a mandar a operar a tu papá”, le había rogado Iracema.
“El médico de cabecera y su cardiólogo me habían dicho que era riesgoso la operación, que yo no le operara a él. Le tenía cuidando a él acá, yo de ninguna manera quería operarle y no le iba a operar”, se lamentó Lidia, hija de Iracema que hoy alberga a su madre en su vivienda.
A su vez, la hermana sostiene que Ana mintió a su padre y que antes de operarle pasó por Escribanía y que allí firmó los papeles del terreno. “Mis padres firmaron en engaño. Ella le decía que firme sino no iba poder ingresar a la clínica”, recuerda Lidia.
Por último, la anciana manifestó que debe asistir al médico pero que no tiene “ningún peso” para trasladarse. “Yo mezquinaba mi casa, nosotros luchamos para levantar nuestra casita. ¿Cómo no voy a mezquinar?”, se lamenta Iracema Posdeley.