Así lo afirmó este jueves la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en referencia a la herencia recibida después de cuatro años de gobierno de Mauricio Macri.
Fernández de Kirchner también reclamó “un poco más de humildad, solidaridad y patriotismo”, a la alianza opositora Juntos por el Cambio (JxC), a la que hizo responsable del nivel de endeudamiento que pesa sobre la Argentina.
“¿Cómo vamos a hacer para revertir esta realidad? La pandemia va a terminar, se va a acabar, vamos a estar todos vacunados, pero después vamos tener que hacernos cargo del muerto que nos dejaron”, advirtió la Vicepresidenta en un acto celebrado en Lomas de Zamora para el relanzamiento del plan Qunita en la provincia de Buenos Aires.
La vicepresidenta estuvo acompañada por el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, quien hizo el relanzamiento del plan ideado por la ex presidenta durante su administración y luego frenado por orden judicial durante la gestión de Mauricio Macri.
En su primera intervención en público en la campaña electoral y luego de su participación en la presentación de la lista a diputados nacionales del Frente de Todos (FdT) para la provincia de Buenos Aires, la Vicepresidenta fue la encargada de cerrar el lanzamiento de un plan del municipio de Lomas de Zamora basado en el programa “Qunita”.
Con un discurso de fuerte contenido político, Cristina Fernández volvió a poner el foco en la necesidad de que en la campaña electoral de cara a las legislativas “los argentinos y argentinas” discutan “cómo vamos a hacer para revertir esta realidad” generada por la pandemia de coronavirus y la crisis de endeudamiento y social heredada de la gestión de Macri, e instó a la oposición política y mediática a “no mentir, no engañar”.
“No será hora de que paren un cambio muchachos y muchachas; con todo el derecho que hay a disentir, a debatir, a pensar distinto; pero a pensar a discutir, pero no a mentir no a engañar; no, a no hacerse responsable de lo que cada uno hizo en la bendita historia de este país”, sostuvo Fernández de Kirchner.
Para graficar lo que definió como la construcción de un “relato” por parte de la oposición y de una “formidable maquinaria mediática”, cuando atribuían a la cuarentena la crisis y no a la pandemia que afectaba al mundo, la vicepresidenta apeló una entrevista a Marcela Tinayre publicada en el diario Clarín, donde la conductora, desde París, se mostró sorprendida por cómo la pandemia afectó a la economía también en Francia.
Cristina juzgó “genuina” la sorpresa de Tinayre, algo que adjudicó al mismo “bombardeo mediático” al que es “sometida” el conjunto de la población con un “relato” que sostiene que los males de la economía son por la cuarentena y no por la pandemia”.
Acompañada por Kicillof; su vice, Verónica Magario; el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde; el ministro del Interior, Eduadro Wado De Pedro; el diputado Máximo Kirchner y los precandidatos a diputados por la provincia de Buenos Aires del Frente de Todos Daniel Gollan y Victoria Tolosa Paz; la vicepresidenta hizo antes un repaso del fuerte endeudamiento contraído durante el gobierno de Cambiemos.
Cristina Fernández recordó que “el pico del endeudamiento” de la Argentina fue en 2018 y subrayó que el Frente de Todos “no tuvo nada que ver” con ese mecanismo ni con la crisis que sobrevino después.
Aseguró que el gobierno de Mauricio Macri “no cuidó las reservas del Banco Central” y recordó que cuando aún no había comenzado a ejercer la primera magistratura, el presidente Alberto Fernández “hizo ejercicio de responsabilidad institucional y salió a decir que el precio del dólar” de la administración que aún gobernaba “estaba bien”.
“Mientras tanto, el que seguía siendo presidente se comenzó a comportar como un político de la oposición”, destacó.
La Vicepresidenta habló después del gobernador Kicillof, quien en el mismo acto anunció el relanzamiento del Plan Qunita en toda la provincia de Buenos Aires y la apertura de la inscripción para que las personas que estén cursando el primer trimestre de embarazo reciban el kit del plan oficial, implementado a nivel nacional en 2015 con el objetivo de reducir la mortalidad infantil por colecho y acompañar a las mujeres embarazadas en su periodo de gestación y luego del nacimiento de sus hijos.
Cristina Fernández de Kirchner había abierto su discurso enfatizando que el plan Qunita fue para ella “uno de los programas más caros” a su “corazón” cuando lo lanzó durante su Presidencia, pero afirmó que “esta reedición” le gusta “más” que el anterior, de 2015, porque “va a garantizar el control prenatal desde el primer trimestre”, para poder acceder a él.
“Siempre se puede mejorar”, dijo la Vicepresidenta al destacar las mejoras que se agregaron al sistema.
“El anuncio que tenemos que hacer es que a partir de hoy está abierta la inscripción para aquellas personas gestantes que cursen el primer trimestre de embarazo, para que cuando llegue el momento reciban las cunitas de la provincia de Buenos Aires que nunca debieron perder”, había anunciado antes Kicillof
Con entusiasmo contó que el plan Qunita bonaerense, que se estima puede llegar a entre 75 mil y 90 mil personas por año que reciben la Asignación Universal por embarazo, llega “con varias novedades”.
“Hay un 60 por ciento de personas gestantes en su primer trimestre que no inician controles ni hacen su seguimiento médico, lo que es recomendable que empiecen desde ese primer trimestre y un tercio de las personas gestantes llega al parto sin haber concurrido nunca a un control”, detalló.
“Otra novedad es que estas cunitas se fabrican y se producen en instalaciones del Servicio Penitenciario bonaerense, en 10 talleres de carpintería y 10 talleres textiles, en un trabajo interministerial entre Justicia y Producción, Ciencia y Tecnología y que vincula el programa ´Más trabajo menos reincidencia´”, dijo el mandatario provincial.
Y tras recordar que el gobierno anterior eliminó este beneficio, aseguró que en las próximas elecciones “habrá que elegir entre derechos y reconstrucción o pérdida de derechos y deuda”.
“Hay mucha gente que por sus condiciones de vida duerme con sus hijos cuando son chiquitos y a veces eso tiene final fatal. Este programa era una solución simple y sencilla que encontró el Gobierno de Cristina a un problema tan grave”, recordó el mandatario bonaerense.
El Plan Qunita se implementó en 2015, durante el gobierno de Cristina Fernández a nivel nacional, con el objetivo de reducir la mortalidad infantil por colecho y acompañar a las mujeres embarazadas en su periodo de gestación y luego del nacimiento de sus hijos, pero fue discontinuado por la administración de Mauricio Macri tras una denuncia judicial de la actual diputada de JxC, Graciela Ocaña, por una supuesta malversación de fondos por compras con sobreprecios.
A su turno, Insaurralde recordó que mientras la justicia por orden del fallecido juez Claudio Bonadio mandaba a “quemar” las cunitas, en Lomas de Zamora se decidió continuar con el plan ideado por el fallecido joven Tiago Ares, en base a un modelo creado en Finlandia, y reivindicó que hoy se rescate el programa “Conectar Igualdad” de entrega de tablets, otras de las medidas del gobierno de Cristina Fernández, dijo, enfocadas a “igualar oportunidades”, y luego, como otras iniciativas de inclusión social, casi desmantelada por completo por el gobierno de Cambiemos.
El acto en Lomas de Zamora tuvo un condimento simbólico, ya que pocos días atrás la justicia sobreseyó a todos los procesados en la causa del Plan Qunita por inexistencia del delito, algo que volvió a visibilizar el programa puesto en marcha hace exactamente seis años.
En los seis meses que funcionó el plan nacional lanzado por Cristina para reducir la principal causa de mortalidad infantil entre los sectores de menores recursos (el colecho) se distribuyeron 74.408 kits a 289 maternidades en todo el país, de los cuales 43.600 (un 60 por ciento del total repartido) fueron entregados a las familias.
El kit estaba compuesto por un moisés de fácil armado, un conjunto de ropa, blanquería, sonajero, libro de instrucciones, libritos de cuentos, cremas y hasta preservativos, pero el objetivo central era reducir el colecho, que se produce principalmente en hogares humildes, donde habitualmente el bebé duerme con los padres, lo que suele provocar muertes por asfixia.