En una alpargata y una mochila de la víctima se halló material genético que buscan establecer a quién corresponde. Los dos primeros sospechosos dieron negativo.
A poco de cumplirse un año del homicidio de César Daniel Tizato (15) y tras la liberación de los dos sospechosos iniciales, la Justicia ordenó nuevas pericias genéticas con el objetivo de develar el misterio que rodea al caso y en esa oportunidad el foco de análisis se centra sobre el padrastro del adolescente.
La novedad tiene que ver con que recientemente el Juzgado de Instrucción Cuatro, a cargo del magistrado Miguel Ángel Faría, dispuso que el padrastro del adolescente sea sometido a un extracción de ADN para que esas muestras sean cotejadas con el material genético hallado en la mochila y una alpargata de la víctima.
Estos mismos análisis habían sido realizados con Richard C. (44) y Rubén Telmo P. (27), pero ambos dieron resultados negativos y ello derivó en la excarcelación de cada uno de ellos.
Como consecuencia de ello, actualmente el expediente no registra detenidos pero los investigadores continúan trabajando para esclarecer el caso y en ese marco ordenaron el nuevo cotejo genético.
Tizato desapareció el 30 de agosto del año pasado cuando salió de su casa en el barrio Pindapoy en la localidad de San José para ir a cazar junto a su vecino Richard, que a partir de ese momento quedó bajo la mira de todos.
Las sospechas comenzaron porque ese día el hombre regresó solo del campo y a los familiares del chico les dijo que mientras volvían Tizato se cruzó con otros jóvenes que lo convencieron para regresar a la zona de caza, aunque esa versión nunca pudo ser corroborada al 100%. Además, al igual que Telmo, su línea telefónica también impactó en inmediaciones a la escena del crimen.
A partir de ahí, transcurrieron varios días de intensa búsqueda que recién dieron resultado el 2 de octubre cuando la Policía halló el cuerpo de la víctima.
El cadáver fue hallado en un estancamiento de agua que se formó a partir de dos arroyos cercanos y estaba en el medio de un tupido monte. Todo ello dentro del perímetro del inmenso campo de casi 5.000 hectáreas de La Rosita.
Según detallaron las fuentes en ese entonces, el cuerpo estaba a unos 200 metros lineales de donde Richard había dicho que se despidió del menor ese 30 de agosto.
En esa instancia, además, se constató que el cadáver vestía una campera con piedras que se utilizaron para que se mantenga en el fondo del agua, un claro indicio de una intencionalidad por ocultar el hecho.
La autopsia luego estableció que se trató de una muerte de violenta y que la víctima había recibido una lesión punzante en el pecho. El trabajo forense también halló material genético de otra persona en una alpargata y en una mochila, pero esas muestras dieron negativo al cotejo con el ADN del primer detenido.
Después de eso, la pesquisa se centró sobre la figura de Telmo, que quedó detenido a mediados de marzo, pero al igual que el primer implicado fue excarcelado semanas después porque el ADN hallado en el cuerpo de la víctima tampoco era compatible con su perfil genético.
Ahora, la Justicia hará un tercer intento con un tercer objeto de estudio, que no es ni más ni menos que Valdair de Escobar, el propio padrastro del adolescente. Para algunas fuentes, se trata de una especie de “prueba de descarte”, pero lo cierto es que el futuro del hombre hoy depende de esa pericia científica.