Víctor Miguel Aghelin (43), remisero desaparecido durante una semana, expresó que fue secuestrado por hombres armados. Por el hecho, apuntó a su ex esposa
Alegría y tranquilidad, en él y sus familiares. Víctor Miguel Aghelin (43), el remisero jardinense que estuvo una semana desaparecido y que fue hallado el domingo por la noche en Colonia Flora, emana esos dos sentimientos. Después de días que, dice, fueron de mucho sufrimiento, mientras tomaba mates en la vereda de su casa con su camiseta de Boca accedió a hablar y contar lo que le sucedió.
El hombre apuntó a su ex pareja y también señaló que conoce a otros involucrados en su secuestro y tortura.
Cómo informó el medio en la víspera, el hombre expresó ante las autoridades policiales de la Unidad Regional IX que fue secuestrado por tres hombres que estaban armados y que lo mantuvieron cautivo durante siete días hasta que logró escapar. Buscó ayuda en un kiosco, donde fue asistido y llamaron a la Policía de Misiones.
Ahora los investigadores están abocados a reconstruir lo que pasó, sin descartar ninguna hipótesis por el momento.
“Esto lo programó mi ex”
“Creo que todo esto lo programó mi ex esposa, además hay un círculo muy grande detrás. Todo empezó el domingo 5 de septiembre, cuando un colega mío me avisó que a las 4.30 pasó por la remisería un Fiat Uno blanco con una persona que me estaba buscando. A él lo conozco, pero no quiero mencionarlo para no entorpecer la pericia policial”, empezó su relato.
Incluso añadió: “Sé también nombre y apellido de la persona que me mandó a secuestrar y puse a disposición de la Justicia todo para que pronto se haga justicia. Doy fe porque estoy seguro que son esas personas”.
“Lo que sucedió fue que cuando terminé de trabajar me iba a la casa de mi mamá y dos personas a punta de pistola me agarraron. Primero me pedían el auto y yo no tenía”, amplió. Es que minutos antes había dejado el vehículo en un taller por miedo a que lo destruyan. Detalló que los delincuentes le preguntaron dónde estaba ese coche, hasta que lo subieron a otro vehículo. “Conozco encima ese automóvil porque lo he manejado hace algunos años”, mencionó.
Arriba del coche en total había tres maleantes, quienes empezaron a golpearlo con la culata de la pistola. “Reconocí al chofer porque lo conozco y vi el movimiento que hicieron hasta Colonia Oasis. Mientras íbamos me volvieron a pegar, pero en esta oportunidad en la cabeza, hasta que llegamos a una casa o un galpón, eso no sé bien lo que era porque momentos antes me vendaron los ojos, la boca y me ataron las manos. Al bajar me golpeaban en el estómago”, señaló.
Expresó que en ese sitio estuvo varios días, hasta que lo movieron a otro lugar. Señaló que sufrió golpes con la mano e incluso en una ocasión le pegaron cuatro patadas en el estómago. También describió que uno de sus secuestradores tenía “un tic nervioso, porque escupía a cada rato”.
A su vez describió palabras dichas por sus captores: “Se decían uno al otro ‘la plata no está, el auto de él tampoco y la patrona no se reporta, no da señales y no sabemos qué hacer’”. Solamente escuchaba, porque estaba con los ojos vendados, pero dijo que notaba que los secuestradores estaban muy nerviosos.
El entrevistado contó que cuando lo cambiaron de lugar lo subieron al baúl del vehículo, que no era el mismo que utilizaron la primera vez. “Se ve que íbamos en un camino horrible porque sentía los golpes. Por lo que pude palpar era un vehículo de menor porte del primero”, especuló.
Pasaban los días y la angustia crecía: “Yo lo único que quería era volver a ver a mis hijas, eso le pedía a Dios”, contó.
Una noche, al remisero le dijeron que iban a dar una vuelta y entonces presintió que sus horas estaban contadas. “En ese momento un reflejo pude tener, le pegué a uno de mis captores en los testículos y salí a correr, incluso pude quitarme la venda de los ojos e ingresé en un pinar. Yo corría sin mirar atrás y así estuve más o menos un día y medio, quedándome debajo de un árbol de pino”, precisó.
Siempre según su relato, detalló que “me acovaché, me tapé con hojas y miraba hacia todos lados. Yo no daba más porque no tenía agua, me faltaba hidratación, hasta que llegué a la ruta provincial 7, pidiendo auxilio y nadie paraba para asistirme”.
El hombre siguió su camino por la arteria policial hasta que encontró el kiosco. “Al que atendía le pedí por favor agua y que llame a la Policía. Él se ofreció a ayudarme, me consultó mi apellido y al responderle me preguntó si era el remisero perdido. Le respondí afirmativamente. Yo le dije que me querían matar y logré escapar, en ese kiosco me atendieron muy bien, me dieron agua y se preocuparon por mí en todo momento”.
La Policía llegó hasta el lugar y lo llevó hasta el hospital de Jardín América, donde lo asistieron y quedó en observación hasta la víspera. También ayer declaró ante la Policía de Misiones, quien investiga el caso.
Investigación, hipótesis alternativa y pasos a seguir
Respecto a la investigación policial y judicial, por estas horas los efectivos de la Unidad Regional IX siguen abocados a reunir la mayor cantidad de pruebas para confeccionar el sumario policial.
Todo es materia de investigación y análisis, por lo que una vez que se agreguen más elementos y detalles se tendrá un panorama claro de cómo proceder. Víctor Miguel Aghelin (43) también tiene que ratificar sus dichos ante el juez Roberto Sena, titular del Juzgado de Jardín América, lo que podría ocurrir la semana que viene.
Por ahora no se descarta ninguna hipótesis, tampoco que el desaparecido haya estado oculto durante todos estos días. Al respecto, los pesquisas hicieron foco en sus antecedentes penales y los conflictos con su ex pareja, con quien tiene dos hijas en común.
La mujer lo denunció en diferentes oportunidades por lo que se tramitan causas en el Juzgado de Familia y la Justicia penal. Incluso el hombre estuvo algunos días preso en el mes de agosto y sobre él pesa una restricción de acercamiento.
En este sentido, los investigadores indagan sobre la posibilidad de la ausencia del hombre tenga que ver con el temor a una denuncia por violar esta orden judicial. Este acercamiento habría ocurrido la noche del sábado, cuando el hombre pasó por el trabajo de la mujer.
Por otro lado, por lo que pudo saber este medio, los exámenes médicos de rigor ya están en manos de los pesquisas y determinaron que el hombre está en buen estado de salud. No presenta signos de deshidratación ni desnutrición, solamente tenía el azúcar bajo, que podría deberse al calor que pasó.
Al respecto, el hombre señaló que por momentos le duele mucho el estómago porque comió y tomó poca agua. Ayer exhibió marcas y lesiones en diferentes partes del cuerpo, en el cuello y piernas.