Daniel Salvayot reconoció la autoría del hecho en juicio abreviado. Así, evitó la exposición en un debate oral. Deberá purgar 35 años para obtener la condicional

Ante la contundencia de las pruebas en su contra, como ser el aporte de testigos presenciales -entre ellos los hijos y vecinos de la víctima-, Daniel Omar Salvayot (21) aceptó la culpabilidad por el femicidio de Claudia Dino (27) y afrontará la pena de prisión perpetua como autor penalmente responsable de homicidio doblemente agravado por la relación de pareja y por violencia de género.
Salvayot reconoció la autoría del hecho mediante un juicio abreviado, instancia que le evitó la exposición pública que hubiera implicado un debate oral en el Tribunal Penal Uno de Oberá.
Fue el único beneficio que obtuvo, ya que deberá purgar 35 años de cárcel para obtener la libertad condicional.
La víctima fue asesinada de una puñalada en el pecho la noche del 15 de septiembre de 2018 en la localidad de San Martín, distante a 15 kilómetros de Oberá.
Al momento del hecho el implicado tenía 18 años, por lo que inicialmente fue alojado en la cárcel de menores de Posadas. Ahora, ya con 21 y una vez que se homologue la pena, será trasladado a una dependencia del Servicio Penitencia Provincial (SPP) para mayores.
Si bien inicialmente Salvayot había expresado su intención de enfrentar al Tribunal, con el correr de los meses cambió de opinión y aceptó abreviar.
El imputado fue asistido por el defensor oficial Matías Olivera. Tras el acuerdo con la fiscal Estela Salguero, sólo resta la homologación formal del Tribunal.
La víctima tenía cuatro hijos, fruto de una relación anterior. Al momento del hecho los menores tenían 10, 7, 3 y 2 años y vieron morir a su mamá. La mujer se desangró y llegó sin vida al hospital Samic de Oberá.


Testigo presencial
Tal como se reconstruyó a partir del testimonio de allegados, la vida de Claudia Dino estuvo signada por el sufrimiento y la violencia. Desde muy pequeña aprendió a tarefear y así se ganaba el sustento para mantener a sus cuatro hijos. No tuvo suerte en las relaciones de pareja, ya que el padre los chicos siempre la maltrató, aunque en un momento dijo basta y cortó el vínculo.
Pero lo peor llegaría después, de la mano de otro concubino, cuando la noche del 15 de septiembre del 2018 Salvayot -entonces de 18 años- la asesinó de una puñalada en el pecho frente a sus hijos y varios testigos.
Luego del hecho, que se registró en un humilde caserío de la localidad de San Martín, el implicado escapó de la escena y se refugió en casa de parientes, pero la Policía no tardó en detenerlo.
Desde un primer momento lo complicó el relato de los testigos y el aporte de vecinos y conocidos de la víctima que certificaron los antecedentes de violencia.
“Solamente mi teléfono alumbraba algo, pero pude ver cuando le clavó el cuchillo en la panza a mi amiga, por lo que salté encima para frenarlo, pero no pude. Empezó a tirar cuchillazos para todos lados y hasta esquivé un par. En eso los chicos salieron, comenzaron a gritarle que deje a su mamá, que no la mate, se sumó mi marido a los golpes y tampoco pudo frenarlo. Estaba enceguecido”, detalló María Tachile, vecina de Dino.
La contundencia del testimonio no hizo más que sentar las bases de la acusación contra Salvayot.
Las lesiones fueron irreversibles, la mujer se desangró y llegó sin vida al hospital Samic de Oberá.

El hecho ocurrió en la localidad de San Martín, camino a Oberá.

Tragedia anunciada
Si bien la familia materna quiso hacerse cargo de los menores, actualmente están a cargo de su padre biológico.
Con relación al hecho, quienes conocían los vaivenes de la relación con Salvayot hablaron de una tragedia anunciada, ya que el vínculo se habría vuelto conflictivo, cargado de reclamos que daban paso a frecuentes peleas.
“Se destrataban tanto al punto que ella habría llegado a confesar varias veces a una amiga sus intenciones de separarse, pero después de cada pelea terminaban juntos”, señalaron allegados. De todas formas no hubo denuncias policiales por violencia doméstica, precisaron fuentes del caso.
En tanto, desde el entorno del acusado aseguraron que Dino “lo humillaba, lo golpeaba frente a sus amigos”, en tanto que allegados a ella sostienen que “en los momentos de furia el hombre (por Salvayot) amenazaba que iba a matarla”.
Lo entregaron sus padres
En ese contexto ocurrió el crimen, interpretado por los vecinos como una emboscada.
Salvayot habría esperado detrás de un baño tipo letrina a que Claudia Dino regresara de la iglesia, la hirió de muerte y después escapó.
Su periplo a modo de prófugo duró alrededor de siete horas. Estando en la clandestinidad llamó a su mamá -que estaba junto a su padre en el paraje Isolina, de San Ignacio y no en su casa- para pedirle que regrese.
Mientras tanto, deambuló por casas de parientes, en la zona del Kilómetro 20 -más conocido como El Mástil-, contando que un rato antes había peleado con un tal Negrón.
Cuando sus padres llegaron a la casa se enteraron de la intensa búsqueda policial y no mucho tiempo después llegó el acusado, con la misma versión. Supuestamente se enteró en ese momento de que su concubina estaba muerta e, incluso, ante eso, habría manifestado deseos de matarse.
Después de permanecer alrededor de una hora y media con su familia, sus progenitores decidieron entregarlo a la Policía.
Más allá de los testimonios de allegados, el cuchillo utilizado para cometer el crimen fue otra prueba sustancial contra el implicado.

El pasado y otra historia de violencia

Pocos días después del femicidio, el entorno cercano de Claudia reveló datos sobre su pasado. La calificaron de buena madre, tarefera incansable y muchas veces changarín.
En paralelo a eso dieron cuenta de una personalidad hostil, interpretada como una especie de coraza como consecuencia de muchos años de maltrato físico y psicológico. Es que si bien su relación con Salvayot era complicada, la anterior lo habría sido aún más.
Sus familiares dijeron que la relación anterior no habría sido nada fácil, que sufrió junto al hombre con quien tuvo a sus hijos.
“La judeaba mucho. Le cortaba el cuerpo con cuchillo, la tenía bajo amenaza constante y sufrió siempre. En medio estaban sus chicos, padeciendo igual que ella un riesgo permanente”, coincidieron.
En ese entonces, Claudia vivía en una chacra de Colonia Alberdi y en un breve paso por el hospital de Oberá pidió ayuda a una conocida que le dio asilo en su casa.
Estuvo siete meses en la vivienda prestada. En ese ámbito se sintió segura y contenida porque estaba rodeada de mujeres que se vigilan unas a otras y hasta encontró las amistades que nunca tuvo.
En base a mucho esfuerzo pudo acomodarse en otro sector del mismo barrio y todos los sábados jugaba al fútbol en la cancha municipal de San Martín, donde conoció a Salvayot, quien le juró amor y la terminó asesinando.