Omar Ocampos de Jesús, cumplió su sueño y dejo en el cumpleaños 102 de la ciudad inaugurado de forma oficial el primer museo de MOTOS Y BICICLOS DE ELDORADO y el primero en la Provincia de Misiones,
El museo se encuentra ubicado en Av San Martín Oeste 3037 (Km2)
Este emprendedor hace años viene coleccionando su pasión: motos y biciclos y en todos los modelos de colección encierra una historia de vida entre hierro y chapa, entre motores encuentra el acompañamiento de su familia que lo ayuda y anima a invertir en la reparación de algunos modelos para devolverles vida.una necesidad cara para revivir un mundo el cual el, comprende bien.
Hay que visitarlo y escucharlo!
Eldorado y su historia en dos ruedas.
Hace casi dos décadas, Omar Ocampos se propuso armar un museo con las motos utilizadas en la ciudad. Este 29 de septiembre lo estará inaugurando. Un sueño que comienza a hacerse tangible. Pero será sólo el principio.
La vida y la historia de la Capital del Trabajo en dos ruedas, así pasa los días Omar Ocampos, que lleva casi dos décadas recuperando motos que en su andar escribieron los anales de esta ciudad de la tierra colorada.
Ultimando los detalles para inaugurar el museo, este 29, en coincidencia con el aniversario de la ciudad, Omar contó que hace 19 años ya que inició este proyecto que por estos días comienza a materializarse y reconoció que “siempre cuento que la pasión por las motos viene porque de chico, éramos diez hermanos, teníamos muy bajos recursos y nunca pude tener una bicicleta; recuerdo que era feliz porque tenía un amigo, vecino, que los fines de semana, cuando se iba a la casa de sus abuelos, me dejaba su bici y yo era el más feliz del mundo, la disfrutaba muchísimo; y siendo grande pude comprarme la primera, imagino que por esa necesidad que tuve de chico a mi vida la vi en dos ruedas”.
Por otro lado, contó, “siempre tuve la idea de preservar la historia de Eldorado, no me considero un coleccionista, no soy un coleccionista, estoy muy lejos de eso, no reúno modelos o marcas, esto es un museo de historias, todas las motos que están acá en algún momento alguien las utilizó para movilizarse y de esa manera forjar la ciudad. Considero que esto es algo culturalmente importante, porque hay personas que criaron a sus familias con estos vehículos y por eso es valioso conservarlos y, a futuro, que signifique un punto turístico”.
Aunque no están todas exhibidas, son setenta las motos que Omar tiene en su poder y, por supuesto, cada una tiene su historia; como la que perteneció a don Cáceres, quien está próximo a cumplir 97 años. “Me dio la moto hace ya unos doce años, en muy malas condiciones, estaba toda desarmada, el motor partido, estuve casi seis años consiguiendo repuestos para restaurarla, la armé. Cuando me la entregó le dije que en algún momento iba a estar en un museo, se rió, no me creyó, hace seis meses lo encontré y lo invité a verla. Fue muy gratificante ver como un hombre de su edad se emocionaba al verla después de tantos años y para mí esta moto tiene un valor muy importante, él me comentaba que con ella pudo mantener a su familia, fue la primera que vendió la empresa Imlauer, en Eldorado, y con ella repartía achuras, que era muy común en la ciudad, más adelante garrafas y, por último, la usó en su carpintería y la utilizaba para repartir los muebles, también me contaba que la vendió tres veces y tres veces la recuperó, así que tiene una historia muy linda y sería muy feliz si para la inauguración puede estar con nosotros”, confió.
Agregó que la más antigua es una Wanderer del año 1922, “cumple 100 años, es una moto que por cómo está y el paso de los años no vale la pena que se restaure o se le ponga pintura, porque cuenta su historia estando de la manera que se encuentra”. Y la que más le costó conseguir fue la Puma Primera Serie del año 1953, una moto que fue de fabricación nacional, para la que Perón envió una comisión a Alemania a comprar la patente de un motor. Así nació y se fabricó en la IAME, donde se producían los aviones de la armada, los famosos Rastrojero y los tractores, fue la primera moto fabricada en serie en Argentina, vivíamos en un país en el que todo era posible, se fabricaron cuatro series, primera, segunda, cuarta y quinta, la tercera fue un proyecto que se planificó pero nunca fue llevada adelante, se pasó de la segunda a la cuarta”, añadió.
Y, por supuesto, tiene las cuatro; pero la de la primera “me llevó siete años conseguir las partes, ya no se encuentran, incluso en Córdoba son muy escasas, son del año 53 y es muy difícil, la verdad que tenerla hoy en el museo para mí es algo muy gratificante”, destacó.
Otra “joya” es “una Norton 633 Big Four de la Segunda Guerra Mundial, similar a la que utilizó el Che Guevara para recorrer Sudamérica, con la particularidad que tiene 633 cilindradas, motor Big Four con válvulas laterales, que en el conflicto bélico tuvo tan buen desempeño que volvió a fabricarse en el año 46 y 47 para uso civil, lo único que hicieron fue cambiarle la suspensión delantera, que era parelelograma, por una telescópica que era más moderna” y a Omar se la donó un vecino, con muchas piezas faltantes, pero pudo conseguirlas y darle vida.
Sólo el comienzo de un gran sueño
Omar apuntó que “si bien estoy proyectando esto hace 19 años, esto es el comienzo de algo que va a seguir creciendo, siempre digo, no estoy armando un museo para el año que viene, esto es para cuando Eldorado cumpla 200 años, ya no vamos a estar acá pero la historia vamos a preservarla y siempre repito, no soy un coleccionista, solamente rescato partes de la historia de la ciudad para dejarlas en un lugar y que de esa manera las futuras generaciones puedan conocer las motos de nuestros antepasados”, e insistió en que muchos de estos vehículos llegaron directamente en barco, los trajeron los inmigrantes, por eso es tan importante preservarlos, tenemos 102 años de historia y hay que resguardarla”.
Así, la premisa es “conservar la historia y mostrarla, no todo en la vida es dinero, qué mejor que uno pueda hacer algo para la gente y que pueda disfrutarlo, hacer algo que quede en Eldorado y que sea nuestro, no es solamente mío, esto va a ser abierto al público de manera gratuita, no se va a cobrar ingreso, si logré hacer esto es para compartirlo con la gente, para que se acerque, pasó muchas veces de personas que ven las motos de su época y se emocionan y esas cosas dan ganas de seguir adelante, además considero que esto es algo atractivo para todas las generaciones”, entendió.
El hizo hincapié en que “me encantaría tener todas las motos restauradas, pero económicamente cuesta muchísimo y cuando uno la viene remando prácticamente solo es muy complicado, conseguir un repuesto es casi imposible. Únicamente con el apoyo de mi familia logré esto para Eldorado, pero si tengo ayuda puedo hacer algo mucho mejor, más lindo. Acá todo cuesta, todo debe comprarse; no soy mecánico, no soy pintor, hago lo que puedo y lo que no, lo mando a hacer. Lograr que un mecánico hoy en día tenga conocimientos en motos antiguas, es muy difícil, quienes la tienen clara ya están grandes y no trabajan, pero nada me desanima para que siga adelante, el objetivo siempre está claro”.
Siempre detrás de una moto antigua
Obviamente no es sencillo encontrarse con estos tesoros, que muchas veces juntan herrumbre en algún galpón olvidado, pero en las casi dos décadas que Ocampos lleva de búsqueda vivió anécdotas inimaginables.
“No tengo todas estas motos porque tengo dinero, hay motos por las que pagué 300 pesos, compré lotes y las fui restaurando, pienso y es un mensaje que quiero dejar, cualquiera puede hacer lo que hice, lo único que hay que tener es un objetivo claro, fijarse una meta” y, en este contexto, agradeció a los vecinos, “que siempre me tiran alguna data. Como durante la pandemia, cuando me llamó un amigo porque estaban haciendo descacharrizado y había una parte de moto tirada, era óxido tirado en la calle, me daba vergüenza juntarlo, pero lo traje, y hoy está acá, una Zanella Ponderosa 175, del año 74, un modelo muy conocido, porque Diego Armando Maradona tuvo una”.
Siempre detrás de una moto antigua
Obviamente no es sencillo encontrarse con estos tesoros, que muchas veces juntan herrumbre en algún galpón olvidado, pero en las casi dos décadas que Ocampos lleva de búsqueda vivió anécdotas inimaginables.
“No tengo todas estas motos porque tengo dinero, hay motos por las que pagué 300 pesos, compré lotes y las fui restaurando, pienso y es un mensaje que quiero dejar, cualquiera puede hacer lo que hice, lo único que hay que tener es un objetivo claro, fijarse una meta” y, en este contexto, agradeció a los vecinos, “que siempre me tiran alguna data. Como durante la pandemia, cuando me llamó un amigo porque estaban haciendo descacharrizado y había una parte de moto tirada, era óxido tirado en la calle, me daba vergüenza juntarlo, pero lo traje, y hoy está acá, una Zanella Ponderosa 175, del año 74, un modelo muy conocido, porque Diego Armando Maradona tuvo una”.
“Tengo 46 años y cuando aparecía en mi casa con una moto oxidada mis hermanos pensaban que me estaba volviendo loco, que tenía alguna falla, que algo me estaba pasando, les decía que iba a armar un museo, los primeros años fueron chistosos, pero cuando pasó el tiempo se dieron cuenta que era serio y que debían apoyarme y eso también es importante, el acompañamiento de la familia, de mi esposa, sin ella no podría hacer lo que estoy haciendo, de mis hijas, de mis hermanos, la familia es lo más importante”, resaltó.
Ocampos dio las gracias también a Guillermo Shter, “que me está brindando este lugar para que tengamos este museo y quiero destacarlo”, al municipio y a todos los que de alguna u otra forma apuntalan su proyecto que, confía, “va evolucionar y si Dios quiere va a ser más grande, esta será solo una primera etapa, hasta que me acomode y pueda habilitar otro sector”.
Producción argentina
Recorrer el museo significa adentrarse en marcas, modelos y nacionalidades. Y Argentina está entre ellas. “Aquí se fabricaron muchas motos, gracias a la Puma Primera Serie, una moto muy básica, del año 53, con una palanca de cambio típica de moto inglesa, arranque a pedal contrapedal, asiento tipo bicicleta, caja de herramientas chiquita, era muy simple”, describió Omar. Pero fue el puntapié.
“La segunda serie tenía más tecnología, le sacaron la palanca de cambio y la pasaron al pie, arranque a patada, se hizo una mejora en la suspensión delantera, le pusieron un asiento típico de moto alemana de la época y un pequeño amortiguador. La cuarta ya era más moto, le cambiaron el rodado, de 26 a 16; se fabricó en 100 y 125 cilindradas, arranque a patada, cambio en el pie, embrague, cebador, suspensión basculante adelante. De la quinta serie de Puma, sólo se fabricaron 2.600 en todo el país, en Eldorado sabemos que hubo dos y las tenemos aquí; esta venía con otra tecnología, 200 cilindradas, tenía rodado 17 y algo muy interesante, que sería genial que las de hoy en día tengan, palanca de embrague, freno cebador y libera caja, cuatro palancas, la libera caja permitía que de cualquier cambio no sea necesario apretar el embrague y buscar con los pies el cambio, apretando la palanca llevaba a neutral”, explicó Omar.
Y una de las Puma Quinta Serie era de Víctor Duarte, corredor de motos eldoradense, con la que se fue desde Eldorado hasta Buenos Aires a ver un partido del mundial del 78, allí se encontró con amigos que viajaban a Salta y los acompañó, “esta moto viajó todos esos kilómetros y me contó que no tuvo ningún problema mecánico, lo llevó y lo trajo, solamente pinchó dos veces en todo el camino; guarda una muy linda historia y forma parte de nuestro museo”, insistió.
Una Dream 300 de 1960, una Scooter Puch 1959, una Scooter Honda Elite modelo 90… Hay que ver para creer.