Fueron raptados por el grupo criminal 400 Mawozo, que pide un rescate de 17 millones de dólares, uno por cada víctima.

Se cumplieron este sábado dos semanas del secuestro en Haití de 16 misioneros estadounidenses y un canadiense, raptados por una banda armada tras visitar un orfanato a las afueras de Puerto Príncipe, y las opciones de una pronta liberación aún son inciertas.

El grupo de misioneros y sus familias, miembros de la organización Christian Aid Ministries, fueron raptados por el grupo criminal 400 Mawozo, que pide un rescate de 17 millones de dólares, uno por cada víctima.

Miembros de la misión de Christian Aid Ministries en Haití dijeron a Efe que están consternados por el secuestro de sus compañeros, de los que aseguran no tener ninguna noticia.

A los terrenos propiedad de esa comunidad religiosa a la que pertenecen, con sede en Ohio, se llega por un camino polvoriento a una hora de la capital, en la localidad de Titanyen.

La misión

Al percatarse de la presencia de periodistas en el exterior de la extensa finca, delimitada por una vaya metálica con alambre de espino, dos miembros de la misión se acercaron para cerciorarse de que no se divulguen imágenes de sus rostros, por su seguridad.

Afirmaron que en la comunidad están consternados por el rapto del grupo, conformado por seis hombres y otras tantas mujeres, así como por cinco niños de entre ocho meses y 15 años de edad, todos ellos residentes en Haití, aunque unos llevaban más tiempo que otros en el país.

Según señalaron, carecen de información sobre el estado de los misioneros y sus familias desde que fueran raptados por la banda 400 Mawozo, uno de los grupos armados más peligrosos de Haití, que controla la zona de Croix-des-Bouquets, donde capturaron al grupo.

Hombres caminan dentro del complejo de la organización Christian Aid Ministrie. Foto EFE

Hombres caminan dentro del complejo de la organización Christian Aid Ministrie. Foto EFE

Antes del secuestro, los misioneros trabajaban en todo el país en auxiliar a «miles de escolares necesitados, distribuir Biblias y literatura cristiana, suministrar medicinas a numerosas clínicas, enseñar a pastores haitianos y proporcionar alimentos a los ancianos y vulnerables».

«En los últimos meses, participaron activamente en la coordinación de un proyecto de reconstrucción para quienes perdieron sus hogares en el terremoto de agosto de 2021″, informa la página web de la organización religiosa, que cada día publica cadenas de oración llegadas de todo el mundo pidiendo la liberación del grupo.

El pasado martes, Estados Unidos aseguró que está examinando «todas las opciones posibles» para conseguir la liberación de los misioneros, según señaló Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional del presidente Joe Biden.

Sin embargo, hasta el momento no hay constancia de qué planes maneja Estados Unidos, más allá del envío de agentes del FBI al país caribeño.

Las bandas ganan terreno

Las bandas criminales se han fortalecido en medio de la honda crisis política, económica y social en la que está sumido Haití, una crisis agravada por el asesinato del presidente Jovenel Moise el 7 de julio pasado.

Los secuestros son una forma de financiación para estas bandas y, en lo que va de año, se han reportado al menos 747 secuestros, según datos del Centro de Análisis e Investigación de los Derechos Humanos (Cardh).

Esta ONG alertó recientemente de incremento exponencial del número de víctimas, con 117 solo en el mes septiembre y 119 en la primera quincena de octubre.

El rapto de los misioneros es el más mediático de todos y parece haber sido la causa de la dimisión del director general de la Policía Nacional, Léon Charles, que tomó posesión de su cargo en noviembre de 2020, habiendo tenido que hacer frente en estos once meses a una de las mayores olas de violencia de los últimos años.