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El líder de La Cámpora recela del gobernador bonaerense y quiere quedarse con la Provincia como paso previo a una candidatura presidencial. El mandatario provincial resiste.

Máximo Kirchner recela del otro “heredero” que tiene su madre, el gobernador Axel Kicillof. Antes de que la vicepresidenta lo eligiera como candidato para la Provincia en 2019, su hijo prefería a Sergio Massa en ese lugar. Y ahora que la derrota bonaerense tiene a Kicillof entre sus responsables, Máximo avanza sobre él. Ya le intervino el gobierno con la llegada de Martín Insaurralde -un aliado del hijo K- a la jefatura de Gabinete. Y su próximo paso, después de asumir al frente del PJ provincial, sería lanzarse a la gobernación en el 2023, porque en su entorno creen que aun no están dadas las condiciones para una candidatura presidencial por su imagen negativa en las encuestas. Kicillof resistió el desembarco bonaerense de Máximo hasta donde pudo, pero tuvo que ceder.

Antes del golpe de las elecciones, cuando el economista aún sonaba como posible candidato cristinista para suceder a Alberto Fernández, Máximo intentaba desalentar a su madre. “No es el indicado”, le decía.

La preparación y los pergaminos académicos de Kicillof, graduado con altas calificaciones en la UBA, siempre sedujeron a Cristina Kirchner. Máximo no tiene con qué competir en ese terreno.