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Las consultoras no prevén una desaceleración en los precios como comprometió el Gobierno, debido a las subas de tarifas y al movimiento del tipo de cambio, junto con el shock de precios internacionales.

El Gobierno definió que la baja de la inflación es su principal preocupación y desafío. En el acuerdo con el FMI se comprometió a afrontarla con un “enfoque integral”, para tender a una franja de entre el 38%-48% en 2022. Sin embargo, analistas consultados por Ámbito consideran que se incumplirá esta meta, aunque esto no repercutirá en los desembolsos ni en las revisiones trimestrales.

El 2021 cerró con una inflación del 50,9%, la segunda más alta desde la híper. Para comenzar con una reducción gradual año por año, el Gobierno apuesta a un paquete de medidas: bajar el déficit fiscal al 2,5% del PBI, reducir la emisión monetaria al 1% del producto, acumular reservas por u$s5.800 millones y fijar expectativas con políticas de precios y de ingresos, según se detalla en el memorando de políticas económicas y financieras.

Para Mara Pedrazzoli, economista del Centro Cultural de la Cooperación, las medidas no alcanzarán para reducir la inflación en 2022: “Las dos anclas que tenía el Gobierno, que eran las tarifas y dólar, no van a estar más. Las subas de los servicios públicos y la aceleración de la devaluación del tipo de cambio tienen un impacto directo en precios en el corto plazo”.

El acuerdo prevé que el dólar acompañe a la inflación para no perder competitividad, y una suba en las tarifas para bajar los subsidios energéticos en 0,6% del PBI, el mayor recorte para bajar el déficit. Para Delphos Investment, la suba de tarifas de electricidad y gas de hasta 60% en el AMBA podría sumar 1,5 puntos a la inflación “por efectos indirectos sobre los precios de otros bienes y servicios”.

Por su parte, Claudio Caprarulo, director de Analytica, agregó que el escenario inflacionario se “recrudece” por la crisis internacional, y el alza en el precio de los commodities. “La inflación mayorista en enero fue inclusive superior a la minorista, con todos los productos agropecuarios por arriba de 7 puntos, y en febrero eso se va a volver a ver. Estados Unidos proyecta 7,9% de inflación para febrero. Argentina no va a estar aislada de eso”, anticipó el economista. En la consultora, prevén que la inflación termine 2022 en 57%.

En tanto, Lorenzo Sigaut Gravina, director de Equilibra, aseguró que la política fiscal y monetaria contractiva ayudan en la baja de la inflación, pero no en el corto plazo: “La política monetaria y fiscal suele ser poco efectiva cuando la inercia es muy alta. Incluso para quienes creen que la inflación es exclusivamente un fenómeno monetario reconocen que la política monetaria opera con rezago, con un delay que puede llegar a 12 meses”.

“Va a ser difícil romper la inercia y convencer que los salarios tienen que crecer en torno a la pauta oficial, el año pasado los gremios lo aceptaron, cerraron en 35% y después quedó obsoleta, se perdió una bala de plata para coordinar expectativas”, agregó Gravina. Para Caprarulo, para anclar expectativas el plan tiene que ser “creíble”, y eso se dará a partir de que “se cumplan las revisiones”. El REM del BCRA proyecta una inflación en 2022 del 55%.

De todos modos, el incumplimiento de la inflación no implica una ruptura del acuerdo con el FMI durante las revisiones trimestrales, ni frena los millonarios desembolsos. “Lo central es cumplir con la política monetaria, fiscal y de acumulación de reservas, ningún criterio de ejecución está basado en lo que pasa con la inflación, menos en este contexto mundial”, explicó Caprarulo. “El FMI siempre pide una fuerte devaluación para corregir la balanza de pagos, por lo que sabe que eso tiene un shock de precios inicial. Igual, el Gobierno logró que no la haya, eso terminaba mal”, agregó.

Para la consultora LCG el 2022 podría terminar con una inflación de alrededor del 60%, y la baja a lo largo de los años será un desafío porque faltará seguir corrigiendo precios relativos, como los salarios, que estiman que este año volverán a perder por quinto año consecutivo. De todos modos, la consultora que encabeza Guido Lorenzo asegura que es la inflación la que “ayuda a cerrar el programa” porque el rezago entre ingresos y gastos habilita una mejora de las cuentas fiscales.