Víctor González (50) murió eviscerado cuando fue atacado para robarle por dos menores que son inimputables. Pero un tercero que “dirigió” el hecho fue acusado por el fiscal de “partícipe primario de homicidio en ocasión de robo”.

La etapa de instrucción del expediente por el asesinato de un chipero en el barrio Parque Adam está muy próxima a cerrarse. Víctor González (50) fue atacado por dos menores ante la mirada de un mayor de edad que también fue partícipe en la noche del 9 de marzo de 2020. Los menores son inimputables ante la ley pero el joven que se encontraba con ellos al momento del robo y crimen, fue acusado de homicidio aunque él no fue quien atacó mortalmente a la víctima.

Según se pudo saber, el fiscal de Instrucción 6, René Germán Casals, pidió que el expediente contra el acusado sea elevado a juicio bajo la imputación de “partícipe primario de homicidio en ocasión de robo” artículo 165 del Código Penal.

Según se supo en la investigación del caso, fue un menor de 13 años por aquel entonces el que apuñaló repetidas veces a la víctima. Identificado el autor, no puede ser juzgado por el crimen precisamente porque el Código no contempla la acusación contra menores. Sin embargo el joven que se encontraba con ellos en ese momento fue considerado como quien planeó el robo, acompañó a los menores y vigiló la zona mientras cometían el hecho. Para el fiscal, se aprovechó de la inimputabilidad de los menores y los envió a cometer el robo que derivó en la muerte y, a escasos metros, observó lo que sucedía y consintió lo hecho por ellos.

No se descarta que esta imputación sea apelada por el defensor del joven y esto sea resuelto por la Cámara de Apelaciones.

Sangre en la vereda

Alrededor de las 23 del 9 de marzo de 2020, vecinos observaron a un hombre tirado en el cordón en la esquina de avenida Tierra del Fuego y calle 31 A y acudieron a ayudarlo. Tenía las vísceras al aire, un cuchillo clavado en el pecho y otro en la espalda que se cayó cuando lo movieron. Un paramédico que pasaba por allí le dio los primeros auxilios.

Llamaron a la policía, lo llevaron al hospital pero a causa de las lesiones gravísimas murió a las pocas horas cuando intentaban reconstruirle el intestino.

Investigadores de homicidios no tardaron en dar con los sospechosos y ponerlos a disposición de la Justicia. Pero no podían identificar a la víctimaLos vecinos lo conocían solamente porque era chipero, y que tal vez era paraguayo. Se publicó la imagen de un tatuaje que tenía en un brazo para que si alguien lo reconocía se acercara a la comisaría a aportar su nombre. Finalmente una hermana que vivía en Buenos Aires lo reconoció y reveló que se llamaba Víctor González y era misionero.

Pastillas y frenesí

Este Diario pudo saber de la investigación que uno de los detenidos reveló que querían robarle “para comprar más merca y pastillas”. Relató que “junto a otro menor y ‘Monito’, vimos al chipero” y este último dijo ‘vamos a robarle’. Del mambo que teníamos por las pastillas y merca que tomamos, fuimos. Yo le agarré del cuello y lo tiré. Intentó escapar pero le pegué una patada, ahí vino mi otro conocido (menor) y le empezó a pegar piñas y patadas para que quede quieto”.

“El viejo sacó un cuchillo, nosotros sabíamos que tenía uno, y mi compañero (menor) se lo sacó y le dio como ocho puntazos o más. Por la adrenalina que te dan las pastillas te dan ganas de seguir dando puntazos”, remarcó. “Fue ahí que vi que le salían las tripas. El boludo (sic) de mi amigo le dejó el cuchillo clavado. Luego me fui a lavar las manos y la ropa a la casa de ‘Monito’, que al momento del hecho hizo de campana”, expresó.

Acerca de los roles de cada uno, el menor dejó en claro que el otro adolescente de 13 años “fue el que le hincó y que ‘Monito’ hizo de campana”.