El MEAB surgió después de un conflicto entre una empresa rosarina y el gremio de camioneros en 2020, y a partir de allí fue construyendo un relato sobre «mafias y patotas» sindicales para descalificar y judicializar los reclamos.
El miércoles 17 ocurrió en el Ministerio de Trabajo de la Nación un hecho tan extraño como preocupante. Los trabajadores de Lácteos Vidal llevan adelante un conflicto por demandas laborales desde hace ya varias semanas: hubo paros, conciliación obligatoria, vencimiento de la misma sin resultados y el regreso de los paros. La cartera laboral convocó a ambas partes: por la sindical concurrieron representantes de Atilra, el gremio de los trabajadores de la industria lechera, y por la empresa uno de sus abogados históricos. Pero antes de iniciar el acto, el letrado de la empresa comunicó que él no no tenía mandato de la empresa para negociar en este conflicto, sino que sería reemplazado por letrados del MEAB, movimiento empresarial anti bloqueo. El funcionario del Ministerio le pidió identificara de quien se trataba, que carácter jurídico revestía ese movimiento que asumiría el rol de negociador por la empresa, y le pidió al abogado de Lácteos Vidal que dejara constancia en actas de esas circunstancias. El letrado pidió permiso para consultar si eso era posible y se retiró como para hacer una consulta telefónica. Pero jamás volvió a la audiencia.
Antecedentes de MEAB
El movimiento empresarial anti bloqueo reconoce como antecedente un conflicto entre la empresa Razzini Materiales, de Rosario, y el sindicato de Camioneros, en una disputa por el encuadramiento de los choferes de la primera en el año 2020. Verónica Razzini, titular de la empresa familiar, denunció amenazas, bloqueo de la planta y la ausencia de las autoridades municipales y provinciales para encarrilar el conflicto. Despidió a unos 20 trabajadores a los que acusó de bloqueo, y logró que una jueza les denegara a los despedidos una acción de amparo, y luego que un juez ordenara la detención de 13 despedidos que mantenían la protesta frente a las puertas de la planta.
A partir de allí, Verónica Razzini fue contactada por la abogada santafesina del PRO Florencia Arietto, que de presentarse como «peronista de izquierda» fue virando en apenas tres años (de 2017 a 2020) hasta convertirse en persona de estrecha confianza de Patricia Bullrich, pasando en el camino por el Frente Renovador de Sergio Massa y la Coalición Cívica de Elisa Carrió.
Oportunista y mediática, Arietto le propuso a Razzini crear un movimiento empresarial encabezado por mujeres, que saliera a enfrentar a las «patotas sindicales que impiden el trabajo de las pymes». Al movimiento le agregaron la fórmula «anti bloqueo» y empezaron a proclamar consignas del tipo «no les tenemos miedo» y «juntos podemos vencer a las mafias sindicales». Rápidamente, la idea de la especialista en shows mediáticos Arietto recogió el respaldo público de Patricia Bullrich y Mauricio Macri.
Camioneros, el enemigo Nº 1
El MEAB no tardó mucho en convertir al sindicato de Camioneros, de Pablo y Hugo Moyano, en su principal enemigo. Y obtuvo su golpe más contundente cuando, en abril de este año, logró provocar la detención de dos dirigentes camioneros, Maximiliano Cabaleyro y Fernando Espíndola, «por el bloqueo» a la empresa Rey Distribución, de San Pedro, en conflicto por el despido de dos trabajadores. El gremio denunció en la oportunidad el manejo mediático del conflicto para mostrar lo que era una disputa gremial como una «extorsión».
En el último año, el MEAB fue expandiendo su inserción mediática a través de su intervención en conflictos, en los que ofrece a la parte empresaria, generalmente en empresas medianas, asesoramiento legal y difusión pública. Juan Beluardo es uno de los abogados que suele prestar servicios en los conflictos en los que interviente MEAB. no es laboralista, sino especialista en derecho penal, con lo cual aparece clara la orientación a la que apunta la intervención. En su cuenta de twitter se presenta como integrante del «equipo de Pato Bullrich y Garro», el actual intendente de La Plata (Juntos por el Cambio).
La estigmatización a las medidas de fuerza como «extorsión» y a la organización sindical como «mafia» y «patota», es su leit motiv, su retórica preferida. Así, ya intervino en conflictos que involucraron a la Uocra, aceiteros, químicos y el actual, de Lácteos Vidal en Carlos Casares, no es el primero en el sector.
En el sector Lácteos
Hace un año, el MEAB intervino activamente en el conflicto de Lácteos Mayol, en Cañuelas, en donde «el triunfo» de haber «vencido al bloqueo» que no fue tal, fue celebrado hasta con la presencia física de Patricia Bullrich.
Allí también irrumpió el movimiento empresarial anti bloqueo que, para justificar su razón de ser, denunció bloqueos que impedían el ingreso. Como en el caso de Vidal, denunció penalmente a los trabajadores ante la Justicia. «Enviaron a un fiscal de apellido Pippo, no había bloqueos, pero les hizo meter los autos adentro de la planta a directivos, jerárquicos y todo el que se prestara a la maniobra, hizo cerrar el portón y labró el acta de denuncia de bloqueo a la libre circulación de automóviles y de personas», relató a Página/12 Heber Ríos, de Atilra.
Ahora, en Lácteos Vidal, el MEAB denunció «el bloqueo de la entrada a quienes quieren ir a trabajar». Florencia Arietto manifestó en las redes sociales «Lácteos Vidal resiste, no están solos: el movimiento empresarial anti bloqueo ya está interviniendo». E intervienen exhibiendo en los medios a los empresarios supuestamente víctimas de la extorsión sindical. Difunden material fílmico para «testimoniar» las amenazas y el bloqueo. Pero en Moctezuma, la localidad del partido de Carlos Casares en donde está montada la planta procesadora de Lácteos Vidal, no obtuvieron nada de eso.
Denunciaron que el sindicato había montado una carpa en la entrada de la planta para bloquear el ingreso de trabajadores y camiones, pero la carpa está a casi cien metros del ingreso y tiene como fin el acampe de trabajadores y sus representantes a la espera de una respuesta.
El MeAB hizo circular un video donde aparecen militantes con chaleco de Atilra tratando de detener la marcha de un empleado que intenta ingresar a su trabajo para explicarles las razones de la medida buscando, indudablemente, su solidaridad. El joven trabajador se niega e intenta seguir. No hay violencia ni amenazas hacia el empleado. Y además, el lugar no es el ingreso a la planta en Moctezuma, sino un episodio que aparentemente habría sucedido en los depósitos que la empresa posee en el Gran Buenos Aires, donde no hay conflicto.
Sin embargo, MeAB filmó todo lo que aquí se relata y lo publicó en su cuenta de twitter el miércoles 17 con la leyenda: «Así la mafia sindical de Atilra, acosa a los empleados que quieren ingresar a trabajar en Lácteos Vidal».
La dueña
Alejandra Bada Vázquez, descendiente directa del fundador, es la actual titular de Lácteos Vidal. El MeAB la presenta como «la representante de la empresa familiar que es víctima de la acción delictual de Atilra, que impide que los trabajadores ingresen y tiene la planta parada hace un mes». Alejandra entra y sale de la planta cuando quiere, conversa y discute a veces con los dirigentes del gremio a la puerta de la planta. Escucha los reclamos de que es ilegal que contrate seis trabajadores que realizan tareas previstas en el convenio, pero no los reconoce como personal de planta y les paga como monotributistas.
Otros 20 trabajadores realizan tareas que corresponden a categorías superiores a las que la empresa les reconoce. En total, 26 trabajadores con los que se incumple el reconocimiento de sus condiciones laborales, en una planta con 46 empleados. Alejandra los escucha, interrumpe con algún comentario, se da un intercambio respetuoso, y al final, expresa convencida sus razones: «Yo soy libre de contratar a quien quiera y como quiera, ¿por qué no puedo hacerlo?»
La respuesta a la pregunta de Alejandra se la dio el Ministerio de Trabajo, que ya falló en en favor del reclamo de irregularidad en las contrataciones. Como así también ya se pronunció un fiscal con respecto a que no existen bloqueos. Son los trabajadores los que, en una gran mayoría, decidieron mantener la huelga y permanecen en el acampe. En este sentido, los trabajadores de Vidal tuvieron mejor suerte que la de sus compañeros de Lácteos Mayol en el conflicto de un año atrás.
Alejandra Bada Vázquez camina por las instalaciones. La acompaña el equipo de cámaras que le envió el MeAB para que denuncie cómo vive esta situación de «acoso patoteril sindical» la hoy responsable de la empresa familiar. A pocos metros, trabajadores en huelga y dirigentes sindicales la miran sin intervenir. Posa frente a las cámaras, muestra las instalaciones, relata los hechos a su manera. Quien está filmando detiene la cámara, ahora su asistente se acerca a Alejandra y le da una indicación. Los trabajadores que van viendo la escena creen entender de qué se trata, con lo poco que han escuchado. Que se verifica unos segundos después cuando desde atrás de la cámara le ordenan a Alejandra: «Ahora llore».