Hace más de 20 años, Luis Bielakowicz empezó con el emprendimiento. Hoy trabaja codo a codo con su hijo Mijahil con más de cien colmenas y un producto totalmente orgánico
“Las abejas conforman la familia más perfecta, la inteligencia y la coordinación en el trabajo es increíble, admirable”. Las palabras le pertenecen a Luis Bielakowicz, emprendedor apícola de la zona Centro de la provincia. No sólo se dedica a esta labor, junto a su hijo Mijahil (26), como un trabajo, sino que lo lleva como una pasión. Desde chico supo que se quería dedicar a la crianza de abejas y hoy tiene al menos 100 colmenas.
Luis y Mijahil recibieron a el medio en su chacra de Guaraní (a pocos kilómetros de Oberá), donde tienen además una sala de extracción y elaboran la miel pura de abejas que comercializan bajo la marca “Miel Dulce Misiones”, conocida justamente por la calidad y pureza.
El respeto al trabajo que llevan adelante las abejas y el cuidado en el producto final son los pilares que padre e hijo mantienen a la hora de llevar adelante el proceso. De acuerdo a lo que contaron, se trata de un trabajo que demanda fuerza y atención, además de conocimiento sobre el comportamiento de las abejas y el clima, factor más que relevante para este tipo de tarea.
“Soy uno de los pioneros en la provincia, empecé en el año 2000 donde no había casi apicultura, nadie sabía mucho del tema. Yo para asesorarme me fui por todo el país. Siempre fue algo que me gustaba de chico. Mis padres y abuelos tenían apicultura pero con la venida de las abejas africanas prácticamente se erradicó de la provincia, porque eran muy agresivas”, explicó.
Y contó que “las abejas que tenemos acá en esta zona no son las mismas que hay en el centro del país. Las de allá son más dóciles, y las de acá son más agresivas. Pero tienen sus ventajas respecto a las otras, de que son más resistentes a enfermedades y al frío”.
Luis sabía que la apicultura era su pasión desde chico. “Mis padres no querían que yo trabaje con eso porque tenían miedo por las abejas, pensaban que eran asesinas. Pero en realidad, ocurren hechos como con cualquier animal, las abejas solamente pican si se les va a molestar, sino no lo hacen. Con el tiempo, ellos me dieron la razón de que se podía trabajar tranquilamente con la apicultura”, expresó.
El emprendedor tuvo la oportunidad de viajar a Europa llevando su marca a exposiciones internacionales en las que mostró su producto, representando a Misiones y Argentina. “Esto me ha dado muchas satisfacciones, no económicas, sino con respecto al trabajo. Jamás pensé que podría viajar por la miel y ser reconocido así”, dijo.
Al ser Luis uno de los pioneros en la apicultura, muchos otros emprendedores requirieron su acompañamiento para arrancar. “Cuando yo empecé, acá había material apícola pero de la zona de La Pampa, donde es totalmente diferente porque las colmenas son nómades. Acá son fijas”, remarcó y agregó que “nosotros dependemos mucho del clima, ni muy seco ni muy lluvioso son buenos”.
Trabajo de campo
Las abejas realizan un trabajo continuado durante todo el invierno, para que al llegar la primavera, se obtenga la miel. Según contaron Luis y Mijahil, suelen extraer unos cuatro mil kilos de miel al año, dependiendo las variantes como el clima. Por eso, también tienen en vista otro proyecto para una nueva sala de extracción.
“Ahora en primavera, verano se extrae, pero durante el año se hace toda la preparación de las colmenas. Se hacen varias extracciones al año, hasta febrero más o menos y luego se deja un poco de miel en las colmenas para que las abejas pasen el invierno”, dijo Mijahil, que desde los 10 años ayuda a su padre en la tarea.
“En este momento, las abejas están trabajando. Tenemos entre 100 y 150 colmenas que es nuestro tope de lo que podemos manejar”, atestó Luis. Y contó que el proceso de reproducción también es asistido, pues se lleva adelante un mecanismo con núcleos para que se vayan creando nuevas colmenas.
“Cada caja tiene su reina, sin reina no hay colmena”, sostuvo Luis. Paulatinamente, se van sacando panales con huevos y se los pone en los núcleos (que son cajitas con panales), que se llevan a un lugar lejos de las demás colmenas y allí las abejas rápidamente eligen a una nueva reina y forman una nueva colmena. Ese proceso se realiza periódicamente, teniendo en cuenta que las abejas tienen una vida estimada en alrededor de un mes, por lo que constantemente se deben ir renovando la población de las colmenas. Solamente en invierno, la reina pone huevos cuyas abejas mueren en seis meses, con el fin de hacer el recambio de familia. Luego, en primavera, nuevamente pone huevos que tienen solamente un mes de vida.
Las abejas elaboran la miel dentro de unas cajas hechas especialmente para tal fin, más grandes que los núcleos. Las cajas albergan los panales y se superponen una encima de la otra, donde en la de abajo –en la cámara de cría – se encuentra la reina, que es aislada mediante una rejilla. La finalidad de esto es que la reina se dedique a poner huevos mientras que las otras abejas – en la caja superior -, produzcan la miel. Esta caja que está por encima es la que después pasa a la sala de extracción.
Para manipular los panales de las cajas, se utiliza un ahumador, que es una herramienta en la que se hace humo y se aplica a las colmenas para que las abejas no ataquen al momento de la apertura de la caja. “Nuestro trabajo es rápido, no tardamos más de tres minutos para sacar la miel”, mencionó Luis.
Tarea de extracción
Luis afirmó que “la tarea con los panales se hace siempre después de las 9 de la mañana y hasta las 3 de la tarde. Siempre usamos la ropa especial para ello, porque aunque estamos acostumbrados y no somos alérgicos, no es muy linda la experiencia de que te piquen”.
Mijahil, asimismo, explicó el proceso en la sala de extracción, donde además se hace el envasado del producto final. “Llegan las cajas con los panales de miel. Los panales tienen miel pero también una capa de cera y van pasando por distintos mecanismos y maquinaria para separar esa cera de la miel”, explicó.
Esta es una de las partes del proceso. Luego de esa separación va a un tambor sellado, donde se hace el proceso de decantación. “Allí se separa completamente la miel de la cera. Al ser la miel más pesada, va quedando abajo, y la cera con las impurezas sube. Se produce así la decantación natural, que dura unos quince días”, manifestó.
Al tiempo que agregó: “Se sacan unos cuatro centímetros de lo que es cera y las impurezas, y eso se le devuelve a las abejas para que lo absorban. Mientras que queda la miel pura para envasar”.
Ya en los tambores sellados, la miel puede quedar almacenada durante décadas sin echarse a perder ni afectarse su calidad. Desde esos tambores, va directamente a los envases para su comercialización, sin agregarse ningún elemento ni ingrediente externo.
“Al principio, la miel es líquida, pero después sufre un proceso de solidificación y se hace más difícil el envasado”, aseveró Mijahil.
Comercialización
Luis y Mijahil comercializan la miel que producen en una cadena de supermercados de Oberá, como también realizan ventas a particulares. Si bien la demanda es creciente, afirman que aún no pueden expandirse porque se trata de un trabajo minucioso que demanda mucha fuerza y tiempo, por lo que deberían sumar personal para la tarea.
“Constantemente estamos haciendo los cursos de manipulación de alimentos, nos capacitamos, todo para tener un mejor producto. Además, lo que vendemos es miel de monte nativo, es miel pura, no le agregamos nada”, manifestó Luis.
Mientras que agregó: “Vamos trabajando como podemos, es nuestra producción alternativa para darle un valor agregado a la chacra. Pero cuando empecé, no coseché yerba ni té por los precios bajísimos, y mi sustento fue la miel, por eso es tan importante”.
Luis indicó que en la ciudad “hay más colmenas de las que una se imagina: en los marcos de las puertas, debajo de los autos, en las chimeneas, en los techos, en las dobles paredes. Siempre me llaman desde la Municipalidad para sacar, pero hay lugares complicados, porque hay que mover los panales que muchas veces son enormes y si hay personas o mascotas puede conllevar riesgos”.
“Muchas veces pasa que cuando encuentran las colmenas, las matan. Entonces nosotros tratamos de salvarlas y traerlas. Son la familia más perfecta sobre la faz de la tierra, cada una tiene su función y su inteligencia es abismal. Ellos mantienen su colmena a 24 grados de calor para que no se desintegren los panales: la mitad de ellas se para en la mitad de la plancha para sacar con las alitas el aire caliente, mientras que las otras aletean de forma inversa para meter aire frío”, dijo.
Y rememoró las épocas en las que Misiones era líder en la producción de miel. Afirmó que la provincia tiene la potencialidad para seguir creciendo en el sector, “solamente falta mayor impulso para una industria que tiene una demanda cada vez más creciente”.
En cifras
4.000Kilos de miel, aproximadamente, producen por año Luis y Mijahil a través de las colmenas para luego realizar el envasado y la comercialización.
150Colmenas es el tope que tienen los mencionados emprendedores apícolas, puesto que demanda mucho tiempo, fuerza y dedicación.