Tras la confesión de Pablo Espíndola, la fiscal Estela Salguero determinó los roles de los otros imputados. Para las defensas, los acusados primero fueron víctimas del joven asesinado
Luego de escuchar a testigos e imputados, además de analizar las pruebas que contiene el expediente, la fiscal Estela Salguero solicitó penas de entre 15 y 6 años de cárcel para los cuatro imputados por el homicidio de David Anselmo “Napy” Ferreyra (20), ultimado la noche del 1 de mayo de 2021 en el paraje Kilómetro 28 de la localidad de Campo Viera.
Por el crimen son juzgados Pablo Daniel Espíndola (21), Darío Alejandro Pío (23), Laura Viviana Batista (24) y su novio Alexandro Mario Becker (20).
El primero está imputado de homicidio simple y el jueves confesó la autoría del hecho, aunque argumentó que actuó en defensa propia.
De todas formas, en la víspera la fiscal del Tribunal Penal desestimó la versión de Espíndola y consideró que lo atacó adrede en complicidad con los otros tres acusados.
En consecuencia, solicitó 15 años de prisión para el confeso asesino de Napy Ferreyra. Para Pío, en tanto, pidió una pena de 13 años, ya que consideró que su participación “fue muy importante e indispensable porque lo agarró del cuello y le impidió defenderse”.
Respecto a Batista y Becker, en su alegato Salguero consideró que su rol “no fue indispensable para que Espíndola lo apuñale, pero sí colaboraron para que se pueda llevar a cabo el hecho”, por lo que solicitó 6 años de cárcel para ambos.
Como contrapartida, para las respectivas defensas los acusados fueron primero víctimas de Espíndola, a quien calificaron como un “violento” y “busca pleitos” que estaba armado, por lo que lo único que hicieron fue defenderse de sus agresiones.
En ese contexto, para Pío, Batista y Becker solicitaron la absolución; mientras que el defensor de Espíndola se inclinó por el cambio de carátula a exceso en la legítima defensa.
Acusación
En el inicio de su alegato la fiscal Salguero planteó que el hecho se desenvolvió en dos escenarios: uno en el festejo por el Día del Trabajador que hicieron en la casa de Batista y Becker, donde hubo una serie de incidentes, y el otro en la casa de Napy Ferreyra, donde fue asesinado tras la supuesta persecución de los implicados.
“Hubo una primera etapa, hubo una segunda etapa y fueron los acusados los que participaron en ambas. Ferreyra se escapó del lugar (donde estaban celebrando) y aparecen corriendo todos atrás de él. Eso anula toda posibilidad de defensa”, indicó la fiscal.
Remarcó que Karina Sandra Pío -viuda de Ferreyra y hermana de uno de los acusados- fue “la única testigo directa” del hecho.
Indicó que Pío se refirió a los atacantes como “una manada” que “había entrado a su casa de manera violenta”, y además, que “después de sujetar y golpear a su marido contó que Darío (su hermano) lo tomó el cuello y Pablo (Espíndola) lo lesionó”.
También mencionó el aporte de Isidro Batista (hermano de la acusada), el cual declaró en el juicio: “Dijo dos veces que fue en la casa de Napy toda la agresión, que Pablo le apuñaló pero Darío le agarraba el cuello”.
“Espíndola le causó la lesión mortal a Napy Ferreyra, pero si le tenía tanto miedo como dijo, por qué no se fue para otro lado aquella noche. Pero no, lo atacó ayudado por Batista, Becker y Pío. Todos tuvieron participación en el crimen”, subrayó Salguero.
“Era violento”
A su turno, José Bridier, defensor particular de Espíndola, insistió en menoscabar la figura de la víctima y opinó que esa noche “estaba buscando su muerte”.
En tal sentido, tomó los dichos de los imputados respecto a que durante el festejo por el Día del Trabajador Ferreyra estuvo manipulando un puñal y lanzándolo contra la pared de la casa, al tiempo que decía “hoy me matan a mi o yo mato a alguien”.
En otro tramo aseguró que “quiso violar a Barboza (madre de Batista), pidió perdón; lesionó a Barboza, lastimó a Becker, jugaba con el cuchillo y hasta quiso golpear a su hijo”.
Bridier calificó a la víctima como “un pendenciero que molestaba a todo el barrio. Era violento, tanto que hasta a su hermana y a su propia madre golpeaba. Encima jamás pensó que los hechos que premeditaba hacer le iban a pasar a él. Ferreyra nunca pensó que iba a ser la víctima”.
Asimismo, desestimó que el hecho se haya desenvuelto en dos escenarios, como graficó la fiscal: “Todo ocurrió en un momento, no hubo dos escenarios”.
También cuestionó la instrucción policial porque no buscaron testigos que no hayan sido agraviados por los acusados, como la hermana y la concubina de la víctima.
Sobre el final de su alegato, remarcó que su defendido no tiene antecedentes ni es violento “como sí era la víctima”, al tiempo que argumentó que Ferreyra “lo atacó con un serrucho y por eso se defendió. Lo lastimó pero sin intenciones de matarlo”.
Pedido de absolución
Beatriz Beltrame, codefensora de Batista y Becker, sacó de la escena del crimen a sus clientes y remarcó que se defendieron de Ferreyra.
“Mi defendida y su esposo de ninguna manera colaboraron para que ocurra el homicidio porque estaban en su casa, uno cuidándose y la otra cuidando a su madre que necesitaba ser suturada después de las agresiones de Napy Ferreyra”, indicó ante el Tribunal.
Para Beltrame y el codefensor, José Padolski, ni Batista ni Becker corrieron detrás de Ferreyra.
“Se quedaron siempre en la casa (…) Ellos llamaron a la Policía, estaban en la casa y no salieron de ahí, es más, para correr a Ferreyra le tiraron un pedazo de madera pero de ninguna manera corrieron detrás, menos lo atacaron, tampoco colaboraron”, destacaron.
Por ello, consideraron que “los dos deben ser absueltos de toda culpa y cargo ya que no han tenido participación en el homicidios de Ferreyra, al contrario, han sido damnificados por el occiso”.
“No hubo dolo”
Cerrando la ronda de alegatos, Matías Olivera, defensor oficial de Pío, cuestionó la investigación del caso y marcó las contradicciones que exhibieron varios testigos respecto a los que declararon en la instrucción y luego en el debate.
También avaló la teoría defensiva de los imputados: “Ferreyra le dio un serruchazo en la cabeza a la mamá de Batista y una piña en la nariz a Becker. Qué más había que esperar.
Había que esperar que Ferreyra siguiera rompiendo narices”.
Luego el defensor se enfocó en desterrar la participación de su cliente en el crimen, ya que dicha hipótesis requiere que los implicados se pongan de acuerdo de manera previa.
“No se pusieron de acuerdo para matarlo. Ningún testigo dijo: ‘escuché que dijeron vamos a matarlo’. No hubo dolo de cooperación. La participación que tuvo (Pío) no era para dejarlo indefenso. En ningún momento existió una promesa anterior de ponerse de acuerdo para matar a Ferreyra”.
Y agregó: “Durante el ataque no había manera de lograr un acuerdo de cooperación (…) De
sorpresa Ferreyra salió el monte, le pegó un serruchazo y Pío salió corriendo, ni sabía que Espíndola, para defenderse, le había hincado. Si no sabía lo que había pasado, menos podría haber acuerdo previo para decir yo le agarro y vos lo apuñalás”.
Incluso, planteó que si su defendido hubiera sostenido a Ferreyra y otra persona aprovechara la situación, “eso es exceso y entonces elimina la imputación de participación de Becker, Batista y Pío”. Luego solicitó la absolución por el beneficio de la duda.
Tras los alegatos de la víspera, el Tribunal dispuso un cuarto intermedio hasta el miércoles, a las 9, cuando se dará a conocer el veredicto.
El papel de cada uno de los imputados
Luego de que el propio Espíndola confesara el crimen, a la fiscal le quedó determinar qué roles jugaron los demás imputados. Sobre Pío, indicó que “no lo hincó (a la víctima), pero sí fue indispensable al agarrarle del cuello, aprisionarlo e impedir que se defendiera. Eso fue aprovechado por Espíndola, autor de la puñalada”.
En cuanto a Becker y Batista opinó que “prestaron una actividad que no fue indispensable para que Espíndola apuñale a la víctima, pero colaboraron de una manera que pudieron luego llevar a cabo el hecho.
Por ello, hizo hincapié en que “cualquier acto de defensa al que refieren los acusados fue desvirtuado, desapareció en el momento en que Ferreyra se fue escapando de la casa de Batista. Las evidencias están en el expediente”.
