El auge de compradores paraguayos en Posadas impulsa un fenómeno potenciado por el tipo de cambio y la devaluación en Argentina. El impacto se refleja en el crecimiento del empleo, la activación comercial y la inyección de miles de millones de peso, que provocan un muy positivo derrame en la provincia.

En un escenario marcado por la última devaluación en Argentina y el continuo ascenso del dólar blue –este viernes tocó los $800-, Posadas vive un creciente boom económico gracias a la afluencia masiva de compradores paraguayos, convirtiendo a la ciudad en un imán para aquellos que buscan aprovechar la diferencia cambiaria.La creciente presencia de visitantes paraguayos no solo impulsa el comercio local, sino que también contribuye a la generación de empleo, expandiendo las oportunidades laborales en la ciudad. Los impactos económicos se extienden a todos los sectores, convirtiendo a Posadas en un epicentro de actividad financiera.No se trata solo de compras, sino de una experiencia integral, ya que los visitantes paraguayos no solo llenan sus carritos en supermercados y mayoristas locales, sino que muchos de ellos también disfrutan de la variada oferta gastronómica y de ocio que ofrece la capital de Misiones. Esto genera a su vez un boca a boca positivo, con un efecto multiplicador, atrayendo a más compradores y consolidando el auge.Fernado Vely, integrante de la Cámara de Comercio de Posadas, desglosó las características distintivas del consumidor paraguayo, describiéndolo como «un consumidor que viene a comprar principalmente alimentos y productos de necesidades básicas, combustible, como una oportunidad de negocio, de supervivencia».«Los paraguayos vienen masivamente. Quienes están vinculados al rubro alimentos, productos de primera necesidad, supermercados, hipermercados mayoristas y por supuesto estaciones de servicio, se ven muy favorecidos con el consumo de los paraguayos», destacó Vely, enfatizando el impacto económico directo en estos sectores.En contraste, los brasileños –que también vienen masivamente a comprar en Posadas, presentan un comportamiento diferente, con un poder adquisitivo más alto. «El brasilero tiene un comportamiento totalmente diferente, es un turista con un poder adquisitivo mucho más alto, consume mucha gastronomía, hotelería, vinos y también consume productos, sobre todo de primeras marcas o marcas internacionales», describió Vely.Todo esto, según Vely, genera un derrame en sectores como la gastronomía, hotelería y marcas internacionales. «Hablamos obviamente de un derrame importante», añadió, resaltando la influencia positiva en múltiples áreas de la economía local.La frecuencia de las visitas también sorprende, con casos de paraguayos que cruzan la frontera varias veces al día. Vely revela: «Tenemos casos de paraguayos que escuchamos que cruzan hasta dos o tres veces en el mismo día a consumir, por ejemplo, combustible para venderlo, a consumir alimentos también para poner en la venta de sus negocios».

En autos, colectivos y tren

Así, a lo largo de la semana, los compradores paraguayos llegan a Posadas en diversos medios de transporte, ya sea en sus vehículos particulares como en colectivo o en el tren internacional. Por otro lado, los fines de semana los comercios posadeños son testigo de un aumento en la afluencia de compradores brasileños, contribuyendo aún más al dinamismo comercial de la ciudad.Entre las preferencias de los compradores de los países vecinos destacan los supermercados y los mayoristas de la capital misionera, donde la diferencia cambiaria se traduce en ahorros significativos en alimentos y productos de limpieza.Los comercios que ofrecen bebidas alcohólicas también experimentan un aumento en la demanda, ya que los precios en Posadas son aproximadamente la mitad de lo que pagarían en Paraguay y Brasil. Y lo mismo ocurre en comercios de los más variados rubros, que también se ven favorecidos por este boom.Posadas se ha convertido así en un punto estratégico para el comercio transfronterizo, consolidando su posición como un destino atractivo para compradores de la región. El impacto, el derrame económico y la vitalidad que este boom trae a la ciudad genera un horizonte promisorio para la economía local, con perspectivas de crecimiento sostenido.