El pasado jueves llegó la resolución del Ministerio de Agricultura de la Nación por la cual se fijaron los precios para la materia prima en la cadena productiva de la yerba mate. Dejó un tendal de disconformes, especialmente en el sector productivo, donde los valores que paga actualmente el mercado son mucho mayores a los “oficiales”.
Es que, desde el inicio de la etapa más fortalecida de la yerba (potenciada por el faltante de producto), la grilla que fija el laudo nacional o el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), cuando encuentran un punto de consenso, no es más que “testigo” para determinar un piso de comercialización.
Los valores que determinó la cartera que conduce Julián Dominguez, no se acercaron siquiera al mínimo que la misma Misiones había planteado (entre 40 a 42 pesos), cuando su par del Agro provincial Sebastián Oriozabala le transmitió ese pedido en persona.
Claro que, con estas cifras tan bajas, la más “beneficiada” es la industria que no aceptó las subas pedidas por los directores de la Producción en el INYM y selló la suerte del laudo.
Mientras no se modifique la ley de creación del Instituto, que exige consenso pleno para no terminar en las oficinas porteñas, los precios terminarán “dibujados” en lejanos despachos. Porque los acuerdos plenos son cada vez más difíciles de conseguir.
El problema mayor se presentará cuando vuelvan las épocas de abundante producción, donde la grilla oficial supere a la oferta que hace el mercado actualmente y bajen drásticamente los montos que perciben los productores misioneros y correntinos.
A esta altura del año y por la baja predisposición a los consensos en un país cada vez más dividido entre la dirigencia política, es difícil pensar en una modificación de la norma nacional. Entonces, en adelante, solamente esperan malas noticias para la producción en materia de precios oficiales.