El gigante asiático lleva invertidos miles de millones de dólares en el desarrollo de chips semiconductores sin grandes resultados hasta ahora.
Beijing está furioso. El presidente chino Xi Jinping invirtió miles de millones de dólares en el desarrollo de semiconductores, los diminutos chips que determinarán el futuro de la tecnología. Pero su plan está fracasando.
Un informe de Business Insider publicado esta semana explicó que China sabe que está quedándose atrás en la carrera por el dominio tecnológico y la derrota podría hacerle perder su estatus de superpotencia. Mientras, Washington está decidido a hacer todo lo posible para que esto suceda.
Los semiconductores son los pequeños chips que actúan como verdaderos cerebros de los dispositivos tecnológicos, desde smartphones y automóviles hasta aviones de combate y sistemas de misiles avanzados.
Los chips semiconductores son tan complejos que ningún país puede producirlos por sí solo. La necesidad de una cooperación internacional creó así una relativa estabilidad en la que un ataque a cualquier parte de la cadena de suministro podría paralizar su producción mundial.
Estados Unidos y China están inmersos en una guerra fría tecnológica por dominar el sector
La carrera para fabricar los mejores y más poderosos semiconductores, que se ha intensificado bajo el mandato del presidente Xi Jinping, está llegando a un punto determinante: el desarrollo chino se está estancando.
Mientras Tsinghua Unigroup, una de las empresas más importantes de fabricación de chips quebró, muchos dirigentes de la industria del sector están atrapados en una interminable investigación de corrupción.
“El programa de desarrollo de chips de China ha tenido fuertes altibajos”, expresó a Busisness Insider Paul Triolo, experto en semiconductores y vicepresidente senior de política tecnológica y de China en la consultora Albright Stonebridge Group. “No se trata de dinero. Ahora mismo China está inundada de dinero para la tecnología, pero necesitas a las personas adecuadas y clientes que confíen en ti. Todo eso no se puede comprar”, explicó.
Beijing sabe que controlar la producción de chips avanzados no solo enriquecerá su economía, sino que impulsará la influencia geopolítica de China en todo el mundo. En palabras de Xi Jinping, los semiconductores y las tecnologías que facilitan son “el principal campo de batalla” en la contienda mundial por el poder.
Por su parte, Estados Unidos está intentando bloquear el acceso de China a las tecnologías fundamentales que hacen posible la producción de chips. Washington tiene claro que si la potencia asiática logra controlar la producción de semiconductores, Beijing tendrá las herramientas necesarias para convertirse en la primera superpotencia del mundo.
Cómo es la producción globalizada de semiconductores
Los chips semiconductores se fabrican con la contribución de varios países. Por ejemplo, Alemania aporta los productos químicos que se necesitan, Japón y Países Bajos, las máquinas y las pruebas de funcionamientos y el envasado se realizan en China y Malasia.
Sin la confianza y la cooperación del resto del mundo -especialmente de Estados Unidos y sus aliados de Asia Oriental- es casi imposible hacer avances en la tecnología de los semiconductores. Así, China está atascada detrás de los mismos países que se han convertido en sus principales adversarios.
Por qué China necesita los chips
Remontándose a los tiempos de Mao Zedong, Xi ha apostado el futuro del país a los planes de desarrollo industrial dirigidos por el Estado, sobre todo el plan “Made in China 2025″. Xi ha subrayado que todo el país tiene que ayudar a averiguar cómo diseñar y fabricar chips es fundamental para el éxito del plan.
Y Xi ha respaldado esta filosofía con dinero: desde que llegó a la presidencia en 2012, China ha invertido más de 100.000 millones de dólares en el desarrollo de chips.
Pero, para disgusto de Beijing, el derroche de dinero ha producido resultados mediocres. Se entregaron millonarias sumas a marcas de moda o a empresas de construcción que se convirtieron en fabricantes de chips de la noche a la mañana para hacer negocios con el Estado.
“En lo que respecta a la fabricación y a los equipos, están muy atrasados”, dijo a Business Insider Paul Triolo.
Lo que está en juego es demasiado importante para que Beijing se rinda
Los semiconductores también desempeñan un papel clave en la modernización del ejército chino. Aunque todo su equipamiento militar requiere chips de última generación, está claro que Beijing entiende que ser capaz de fabricar chips de última generación supondrá una gran diferencia en futuros conflictos.
En un informe de 2021 dirigido al Congreso de Estados Unidos, una comisión formada por tecnólogos e investigadores dejó claro a los legisladores norteamericanos que, aunque China esté atrasada en el desarrollo de sus propios chips, el impulso de Beijing en materia de semiconductores debe tomarse en serio.
“Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, el predominio tecnológico de Estados Unidos -la columna vertebral de su poder económico y militar- está amenazado”, decía el informe citado por Business Inders. Además, agrega: “China posee el poder, el talento y la ambición para superar a Estados Unidos como líder mundial en IA en la próxima década si no cambian las tendencias actuales”.
La respuesta de los Estados Unidos a la “amenaza china”
Washington ha despertado a la agresión de Xi Jinping y ha comenzado a ver el desarrollo tecnológico de China no solo como un desafío económico, sino como una cuestión de seguridad nacional.
Durante la administración Trump, los departamentos de todo el gobierno federal trabajaron para ponerle piedras en el camino a las compañías chinas: las empresas chinas no pudieran comprar ciertas piezas fabricadas en Estados Unidos y el Estado utilizó la presión diplomática para que los aliados limitaran las ventas a China, por ejemplo.
El caso más claro de este enfoque se produjo en 2019, cuando Estados Unidos bloqueó al gigante chino de las telecomunicaciones Huawei: el Departamento de Justicia acusó a la empresa de hacer negocios con Irán y Corea del Norte, violando las sanciones internacionales. Como castigo, Washington negó a Huawei el uso de componentes de chips avanzados que contenían propiedad intelectual estadounidense.
Por otra parte, el Congreso de Estados Unidos aprobó recientemente la Ley CHIPS, destinada a inyectar 250.000 millones de dólares en la industria de semiconductores para revitalizar la investigación en el sector.
Aunque este dinero podría ayudar a mantener a Estados Unidos por delante de China en la carrera armamentística de los chips, Washington debería que recurrir al libre mercado y a la colaboración internacional para contrarrestar realmente la ambición de Beijing. Mantener la ventaja será especialmente difícil, ya que los materiales, los proveedores y la capacidad de fabricación de chips se concentran en Asia oriental.
Qué pasa en Taiwán
La mayor parte de los chips de vanguardia son diseñados por empresas estadounidenses y fabricados en Corea del Sur y Taiwán.
Taiwán construyó su industria de chips en parte como mecanismo de defensa. Las fábricas de semiconductores de última generación actúan como un “escudo de silicio” para disuadir a China de una invasión.
Recientemente, Estados Unidos propuso un consorcio de semiconductores con Japón, Corea del Sur y Taiwán llamado Chip 4. La televisión estatal china calificó la medida de “discriminatoria y excluyente” y dijo que amenazaba con fragmentar el mercado mundial.
La nueva guerra fría entre Estados Unidos y China
El reto para Washington es mantener una mentalidad proactiva en lugar de reactiva sobre la innovación tecnológica en el sector de los semiconductores.
En lugar de limitarse a intentar contrarrestar todos los movimientos de China, Business Insider cree que EE.UU. debe utilizar políticas -desde las inversiones en fabricación hasta el control de las exportaciones- que garanticen que Estados Unidos y sus aliados se mantengan en el centro de la industria de los semiconductores.
Hoy, el mundo se aleja de China por razones que van más allá de la geopolítica. Empresas como Honda y Apple están intentando mudar algunas de sus cadenas de suministro fuera de China y cada vez son más las firmas estadounidenses que vuelven a llevar su operaciones a Estados Unidos. Intel, por ejemplo, ya está construyendo plantas de chips en Ohio y Arizona.
Sin embargo, Business Insider advierte que no hay que subestimar a Beijing, especialmente en lo que respecta a la tecnología. En los años ‘60 y ‘70, cuando China era un país pobre, los científicos estatales consiguieron desarrollar una bomba de hidrógeno, una bomba nuclear y lanzar un satélite..
Los chinos honran estos esfuerzos, conocidos en el país como “Dos bombas, un satélite”, como una hazaña del desarrollo y una prueba de la capacidad del país de estar por encima de su peso.
Xi Jinping está tratando de imbuir este esfuerzo de los chips con el mismo espíritu porque sabe que perder la carrera de los semiconductores significa que China siempre estará a merced de los países con más poder en la cadena de suministro de chips, como Estados Unidos y Taiwán. Y según Business Insider, eso no es algo que Xi vaya a tolerar.