Una de las grandes impulsoras de la cultura misionera dejaba de existir el 26 de julio de 1996. Así la recordaban.
Con profunda consternación, el ámbito cultural y artístico de Misiones despedía tal día como hoy, pero hace 25 años, a Silvia Diana Pini de Ayala, una mujer que durante sus años de actuación en los distintos organismos administradores de Cultura, tanto provinciales como municipales, supo granjearse amigos entre sus subordinados y sus jefes; entre los artistas y el periodismo; entre todos los que trataban con ella en la función pública o como docente e investigadora.
Víctima de una larga dolencia, la fundadora del gabinete de investigación del Museo Histórico Antropológico Andrés Guacurarí (“Mi museo” solía llamarlo, manifestando el cariño que tenía por esa casa de la calle General Paz de Posadas), se entregó al descanso eterno el 26 de julio de 1996.
Pero su presencia aún sobrevuela en las conferencias, en los congresos, en las peñas o todo cuanto estuviera ligado de una u otra manera a la consolidación cultural del misionerismo.
Nacida el 20 de julio de 1952 en Posadas, estudió en la Escuela Normal Superior Estados Unidos del Brasil, donde su padre, Jorge Pini, fue director; de él se supone que habrá heredado Silvia su amor por la investigación histórica y la docencia.
Ejerció el cargo de Directora General de Cultura de la Municipalidad de Posadas, además de la dirección del Museo Guacurarí; luego fue directora general de Patrimonio Cultural de la Provincia y al momento de su muerte se desempeñaba en el área de Registro de Patrimonio Histórico de la entonces Subsecretaría de Cultura de Misiones.
Pero más allá de los cargos, la profesora Silvia Pini de Ayala, tenía ese don de gentes que la convertía en la recurrente para los empeñados en la dilucidación de temas inherentes a las áreas en que se desenvolvía. Su nutrida biblioteca estaba a la disposición de sus amigos a esos efectos y su teléfono era una clave cierta para obtener la respuesta -generalmente acertada- a cualquier consulta.