Los ingresos de los trabajadores en negro son, por lejos, los que más se deterioraron pero tampoco los de los empleados registrados lograron recuperarse en términos reales de los últimos 6 años

A pesar de los esfuerzos del Gobierno por evitar cimbronazos y llegar en relativa buena forma económica a las elecciones primarias del 13 de agosto, lo cierto es que las distintas variables aportan datos negativos para el oficialismo. No sólo el salto del dólar de los últimos días o la inflación que volverá a recalentarse tras el leve “respiro” que se tomó en su camino ascendente el mes pasado cuando marcó 6% mensual complican la foto. También el enfriamiento de la economía oscurece el panorama pero la que más preocupa al Gobierno es, previsiblemente, la variable que más incide en el humor social: el poder adquisitivo de los salarios.

El Indec dio a conocer el miércoles el último índice disponible de evolución de los salarios de mayo según el cual los ingresos de los trabajadores volvieron a perder contra la inflación por algunas décimas. La evolución fue dispar entre los salarios registrados y los informales, ya que mientras los primeros crecieron, por imperio de las paritarias, por encima de los precios, los segundos perdieron por más de 4 puntos y acumularon en el año una pérdida de 10 puntos respecto de la inflación. Con esa actualización, el saldo de los últimos cuatro años justifica la preocupación oficial. Es que el poder adquisitivo de los salarios se ubica hoy por debajo del nivel del mismo mes 2019 y con esa realidad el candidato oficial, también responsable del Ministerio de Economía, Sergio Massa, deberá enfrentar las urnas.

“¿Cómo llega el salario real a las PASO? En los mismos niveles que en diciembre de 2019 y alrededor de 20% abajo en términos reales en comparación con 2017″, sostuvo el economista Luis Campos, coordinador del Observatorio de Derecho Social de la CTA, quien graficó la sería de la evolución real de los salarios desde 2016. De ahí se desprende que si bien los salarios registrados -públicos y privados- se ubican al mismo nivel de diciembre de 2019, si se contemplan también los salarios informales, en conjunto el poder adquisitivo se deterioró respecto de esa fecha, que marcó el mínimo de la gestión anterior.

En ese sentido, contrastado con cuatro años atrás, es decir, mayo contra mayo de cada período, la retracción es aún mayor y, tal como señala Campos, asciende a 20% en términos reales si se mide en relación al pico de mayor poder adquisitivo de los salarios alcanzado en 2017.

En términos electorales, la buena performance de los salarios en ese año coincide con el contundente triunfo del oficialismo en las elecciones legislativas de ese período mientras que, en sentido inverso, la fuerte caída que experimentaron a partir de abril de 2018 hasta llegar al mínimo a fines del año siguiente también se correlaciona con la derrota electoral que sufrió el gobierno de Cambiemos.

Esa dinámica deja conclusiones obvias para la actual gestión que se presentará a elecciones bajo el sello de Unión por la Patria. Con un nivel salarial similar al actual según el gráfico de Campos, al menos para los salarios registrados, el Gobierno sufrió hace dos años una dura derrota electoral y ahora buscará revertir ese resultado en un contexto económico como mínimo igual de desafiante.

Un informe reciente de los economistas Laura Caullo Joaquin Aguirre, del IERAL, aporta datos aún más inquietantes. Según su análisis, los salarios reales se encuentran deprimidos, particularmente los del sector informal cuyos ingresos reales no encuentran piso desde 2018. El deterioro para esta franja de trabajadores es tal que en 2023 percibieron 59% de lo que ganaban en 2016, ajustando por inflación. En tanto, sostuvieron los especialistas, “los asalariados públicos y privados registrados lograron mantener su poder adquisitivo en los últimos 3 años, pero en un nivel mucho más bajo que respecto a 2016-2017″.