A 100 días de las PASO, desde el kirchnerismo quieren asegurarse que habrá políticas activas que aseguren la recuperación de la economía. Buscan volcar más dinero en la calle.

La foto que la semana pasada se sacaron (y distribuyeron) Axel Kicillof y Martín Guzmán sigue, casi una semana más tarde, generando opiniones cruzadas en la interna del Gobierno. Desde el gabinete nacional, hay una mirada coincidente: la foto fue un mensaje muy fuerte hacia afuera como hacia dentro de los despachos oficiales. “Es un mensaje hacia todo el Frente de Todos”, resalta un funcionario de primera línea, con despacho frente a la Plaza de Mayo.

Las presiones del kirchnerismo sobre Guzmán se intensificaron en las últimas semanas. A tal punto que, creen en el Gobierno, de continuar podría trabar la gestión en un momento clave: por las restricciones impuestas en medio de la pandemia, la actividad económica -que venía en pleno rebote tras el desplome del año pasado- se desaceleró en las últimas semanas.

Esas presiones se incrementaron a medida que entra en escena el calendario electoral. A 100 días de las PASO, el kirchnerismo quiere asegurarse que habrá políticas activas que aseguren la recuperación de la economía.

Macri perdió por el ajuste y la pérdida de poder adquisitivo de la población. No nos puede pasar lo mismo”, certifica un economista referente del kirchnerismo, en diálogo, que prefiere el anonimato “para no meter más ruido a la interna”.

Lo cierto es que ya aparecieron sobre la mesa distintas propuestas que el kirchnerismo expuso en la agenda pública, con el objetivo de que la Casa Rosada, y el propio Guzmán, las lleve adelante. Algunas, como la utilización de los u$s2.450 millones en DEGs que mande el FMI, fruto de su capitalización, todavía ni siquiera se materializó por parte del organismo.

Otras están por verse: en las últimas jornadas, dos “think tanks” cercanos al kirchnerismo sumaron sus voces en el intento por moldear la gestión de Guzmán en el Palacio de Hacienda. Una fue la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE) cuya presidenta en uso de licencia es Mercedes Marcó del Pont, titular de la AFIP.

En la edición 399 de la revista mensual, desde FIDE se reclama un incremento en el nivel de las retenciones, como mecanismo para ponerle un freno al encarecimiento de los alimentos. Lo dice así: “Todo indica que estas tendencias se mantendrán, y el terreno político no parece ser el más fértil (aún dentro de las filas del oficialismo) para que la conducción económica pueda impulsar un aumento en las retenciones, que sería el mecanismo más eficiente para hacer frente a este shock externo. Hasta el momento, las medidas sustitutas –acuerdos, registros de exportación, entre otros– no han dado muchos resultados”.

Otro “think tank” identificado con el kirchnerismo que planteó sus diferencias fue el que encabeza Roberto Feletti, exviceministro de Economía durante el primer mandato de Cristina Kirchner. En el último informe mensual hay un reclamo a favor de que se tomen medidas directas que favorezcan el consumo de la población.

Lo plantean en un determinado contexto: “Expandir el gasto público y financiar dicho aumento con emisión monetaria en un marco de débil acumulación de dólares en el Banco Central y mercados monopólicos abiertos, lleva a una aceleración inflacionaria y cambiaria que se retroalimentan. Ahora bien, con solvencia externa y regulaciones viables sobre el abastecimiento de bienes esenciales, mantener ciertos niveles de impulso a la demanda por la vía monetaria y fiscal es virtuoso”.

Más adelante, el informe completa: “La restricción obligada en la circulación, compensada por el paquete fiscal, puede ser el clásico ‘paso atrás para tomar impulso’, logrando el tiempo necesario para inmunizar a la mayoría de los argentinos y argentinas”.

El propio Feletti, en una entrevista con iProfesional, había declamado hace un par de semanas que Guzmán “debería replantear la estrategia para poner más plata en la calle”.

La política fiscal es restrictiva; no de ajuste. Pero sí de contención del gasto y suba de la recaudación. Este escenario de prudencia no está dando los resultados esperados”, argumentó el también ex titular de la comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados.

Que distintos “think tanks” de corte kirchnerista salgan en público a plantear cambios en la política económica, a poco de las elecciones, da cuenta de la preocupación que hay en el espacio gobernante.

Hasta ahora, Guzmán se mantiene en su postura. Lo demuestran las cuentas públicas, que en los primeros meses del año marcaron un achicamiento notable del déficit fiscal. Una especie de “ajuste silencioso” que lleva a cabo el ministro mientras se demora el acuerdo con el FMI.

El déficit de las cuentas públicas fue de apenas 0,2% en los primeros cuatro meses del año. Sin embargo, lo más probable es que así como el Banco Central acumula reservas pensando en eventuales tensiones cambiarias, Guzmán también toma recaudos.

Es decir: ahorra ahora con el objetivo de soltar la caja más adelante, cuando se acerquen las elecciones. Acá será clave el “timing”. De nada serviría “llegar tarde” y esa mejora no se note antes de que la población vaya a las urnas.

El ajuste sobre las jubilaciones

La reducción del déficit primario en lo que va del año es la consecuencia de dos circunstancias excepcionales, como lo son el incremento de los ingresos de derechos de exportación por los precios internacionales de la soja y un recorte en el gasto previsional, ya que las jubilaciones tuvieron aumentos nominales por debajo de la inflación, de acuerdo con un informe.

El déficit primario (antes del pago de servicios de la deuda) pasó de $385.000 millones en el primer cuatrimestre de 2020 a $80.000 millones en el mismo período del año en curso, pero “sin el aumento de los derechos de exportación y el rezago en el gasto previsional hubiera sido de $386.000 millones”, apuntó ayer el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA).

Se está en presencia de un típico ajuste fiscal por aceleración inflacionaria, potenciado por situaciones extraordinarias como el precio de la soja y las demoras de ANSeS para otorgar nuevas jubilaciones”, advirtió la entidad dirigida por Jorge Colina.

Para el especialista, la que la mejora del frente fiscal “no tiene sustento sólido porque depende de que la inflación siga creciendo para licuar el gasto”.

IDESA indicó que “la razón es que mientras los ingresos siguen de cerca el ritmo de la inflación, los gastos los hacen con rezago”, con una suba del 64% y el 33%, respectivamente.