Un equipo internacional de seis expertos -entre ellos dos argentinos-, coordinado por el Comité Internacional de la Cruz Roja, inicia este lunes los trabajos forenses, en una nueva etapa de identificación de restos de excombatientes caídos en la guerra de 1982.
La historiadora Alicia Panero, cuyas investigaciones posibilitaron los trabajos forenses que comienza este lunes un equipo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en una tumba colectiva del cementerio de Darwin en las Islas Malvinas, expresó que su «lucha» es por la «dignidad póstuma» y debido a que los familiares de los soldados muertos en la guerra de 1982 «necesitan conocer la verdad».
«Siempre busqué y luché por la verdad, por la dignidad póstuma que es un derecho que tienen todos esos muertos, porque esa dignidad se traslada a sus familias en identidad. Espero con optimismo los resultados para esas familias a las que me une el afecto», expresó Panero, en una entrevista.
Tras cumplir una semana de aislamiento debido a la pandemia de coronavirus y los protocolos de las islas, un equipo internacional de seis expertos -entre ellos dos argentinos-, coordinado por el CICR, comienza este lunes los trabajos forenses, en una nueva etapa de identificación de restos de excombatientes caídos en la guerra de 1982.
Los trabajos de campo que realizará el equipo de seis expertos que arribaron el lunes pasado a suelo malvinense se desarrollan cuatro años después del primer Plan Proyecto Humanitario en el cementerio de Darwin, relevamientos que permitieron identificar a 115 soldados argentinos gracias a las muestras de sangre aportadas por sus familiares.
Un equipo internacional de seis expertos -entre ellos dos argentinos-, coordinado por Cruz Roja, está a cargo del trabajo.
A diferencia del trabajo realizado durante los meses de junio y julio de 2017, cuando fueron exhumados 122 cuerpos de 121 sepulturas con la denominación «Soldado argentino solo conocido por Dios«, en este caso la labor se centrará solo en una tumba colectiva –la denominada C 1 10- ubicada en Darwin, cerca de la cruz mayor que preside el camposanto.
Esta tumba múltiple no había sido incorporada en el primer proyecto humanitario ya que no se trataba de una sepultura anónima: una placa colocada en 2004, cuando el cementerio fue remodelado, consignaba que en esa fosa se encontraban los restos del alférez de Gendarmería Julio Sánchez, y de los soldados de Fuerza Aérea Héctor Aguirre, Luis Sevilla y Mario Luna.
Pero, cuando hace cuatro años se exhumaron las tumbas anónimas, se comprobó que esos tres soldados se encontraban enterrados en otras tres sepulturas individuales que habían permanecido anónimas hasta ese momento, por lo que se hizo necesario esclarecer la identidad de los restos sepultados en la tumba C 1 10.
«Espero además, que la tumba B 4 16 sea pronto también exhumada, fruto de un acuerdo, porque las familias que piden por esos muertos se lo merecen, lo necesitan conocer la verdad«, agregó Panero, investigadora en tema Malvinas y también periodista, profesora de Historia y escritora.
El cementerio de Darwin está a unos 70 kilómetros de Puerto Argentino, cerca de la Pradera del Ganso.
Panero -autora del libro «Soldado desconocido», en el que relata los pormenores del acuerdo para la identificación de combatientes argentinos enterrados sin nombre en Darwin- indicó que «el plan de trabajo de esta misión tiene dos tareas: la exhumación de la tumba C 1 10 de Darwin y la búsqueda de posibles restos de soldados argentinos en las cercanías de un hospital de campaña británico».
Es que la exhumación en Darwin de la tumba colectiva no será el único trabajo que realizará el equipo forense, ya que también se explorará la zona llamada Caleta Trullo, donde funcionó un hospital de campaña durante la guerra, para verificar la posible existencia de una tumba y, en caso de encontrarse restos en ese lugar, se avanzará en su identificación.
Según investigó Panero, «tanto en la tumba C 1 10, como en la B 4 16, ambas múltiples, hay restos no identificados de soldados argentinos, y sin un proceso científico que lo determine. En el año 2004, cuando la empresa de Eduardo Eurnekian, junto a la Comisión de Familiares de Caídos, pusieron en valor el cementerio, en esas dos tumbas se pusieron nombres al azar, de una fuerza armada», explicó.
«Por el año 2004 no se pensaba aún en un proceso identificatorio y, según explica la Comisión de Familiares, alguien para consolar a las familias colocó esos nombres a manera de homenaje, digamos de manera casi romántica», según explicó.
Luego relató: «Las familias de tres soldados de la Fuerza Aérea se enteraron en el año 2017, cuando ya se estaba trabajando en el cementerio por el primer acuerdo humanitario. Eran los soldados nominados en la tumba C 1 10, cuyas madres y hermanos se habían quedado esperando que les tomaran la extracción de muestra para el cotejo de ADN».
«De manera inequívoca el informe del coronel británico Geoffrey Cardozo (que enterró a los soldados argentinos en 1982) señala en su anotación marginal que allí hay un cuerpo más tres restos», aseveró la escritora.
Acerca de las familias de los soldados de la Fuerza Aérea, señaló: «Dudé mucho por esas madres que podían ser la mía. Pero fueron más fuertes de lo que yo esperaba y aceptaron que las ponga en contacto con el Equipo Argentino de Antropología Forense y se tomaron las muestras».
Con el primer plan humanitario en marcha, «a mediados de agosto del 2018, fueron notificados: sus hijos habían sido identificados en otras tumbas individuales en el cementerio militar argentino de Darwin», explicó.
Panero es autora del libro «Soldado desconocido».
Es por eso que ahora se intentará identificar de quiénes son los restos que se encuentran en esa tumba colectiva.
Respecto de la otra parte de la misión humanitaria, Panero sostuvo que «un médico militar que estuvo en el hospital de campaña británico ubicado en Caleta Trullo informó en 2020 que podría haber quedado una tumba allí, con restos de soldados argentinos, y eso es lo que se va a chequear ahora».
El equipo que ya se encuentra en las islas está conformado por Mercedes Salado Puerto, del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), propuesta por el Gobierno argentino; el forense inglés John Clark, a propuesta del Reino Unido; el jefe de la unidad forense del CICR, el argentino Luis Fondebrider; el coordinador de esta fase 2 del plan, Laurent Corbaz; y dos especialistas, uno de Estados Unidos y otro de Australia.
Salado Puerto, Fondebriber, Clark y Corbaz ya formaron parte del equipo de doce especialistas que trabajó en 2017 en el cementerio.
Tras la exhumación, las muestras óseas se enviarán al laboratorio de genética forense que el EAAF tiene en la ciudad de Córdoba, donde se realizarán los procesamientos y cruzamientos de información entre los perfiles genéticos de las muestras y las aportadas por familiares en el proceso de 2017.
El proceso de identificación a los soldados argentinos se inició en 2012, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, cuando se envió una carta al CICR para solicitar su intervención con el objetivo de hacer posible la identificación de los restos de los combatientes fallecidos y enterrados como NN en el cementerio de Darwin.
En 2013 se conformó un equipo de trabajo bajo la coordinación del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos para elaborar protocolos que permitieran obtener información de cada familia sobre su ser querido caído en Malvinas.
Desde entonces, un equipo constituido por miembros del EAAF, funcionarios de los ministerios de Justicia y Desarrollo Social más la Escribanía General de Gobierno y el Centro Ulloa de asistencia psicológica realizó entrevistas y tomó muestras en todo el país a los familiares de los combatientes fallecidos, con el objetivo de crear un banco de sangre.
Finalmente, en diciembre de 2016, la Argentina y el Reino Unido firmaron el primer acuerdo para iniciar las tareas de identificación en junio de 2017.
Cuatro años después, en marzo pasado, se firmó el segundo acuerdo para posibilitar los trabajos en las islas, que comenzarán a partir de esta semana.