La Policía y la Justicia avanzan en la investigación sin una hipótesis firme hasta el momento, aunque todo indica que los restos hallados son de Mario César (63).
La investigación para el esclarecimiento del hallazgo de restos óseos presuntamente humanos en una chacra de Puerto Esperanza avanza a la espera de confirmaciones científicas y muchos puntos grises que deberán ser aclarados y generan suspicacia en los investigadores. Como informó este medio, el hecho se conoció en la madrugada de este lunes, cerca de las 4.00, cuando un hombre de 32 años se presentó en la comisaría local. Allí contó que el domingo por la tarde su padre Mario Cesar (63) salió del domicilio con destino a una chacra ubicada en el barrio Tero de la localidad.
Como no tuvo novedades de él durante toda esa tarde, cerca de la 1 de la madrugada se fue hasta el sitio y halló su auto Chevrolet Prisma estacionado con las llaves cerradas y a pocos metros vestigios de una fogata con lo que serían restos humanos. Según detalló las llamas habían sido avivadas con neumáticos de automotor usados que acopiaba para apoyar los panales de abeja, ya que se dedica a la apicultura. Los mismos, en principio, estaban al aire libre y de fácil acceso.
Fuentes del caso expresaron que en la escena efectivos de la Policía Científica confirmaron que se trata de huesos humanos, pero quedan sólo vestigios de lo que podría ser César. Partes de un cráneo, costillas y un miembro inferior es lo único que quedó. Por esta razón todo eso será enviado al Cuerpo Médico Forense que hará los estudios correspondientes, que no será una autopsia propiamente dicha debido al daño causado por el fuego dejó casi nada por analizar.
Lo que llamó la atención fue que también se hallaron casquillos de un arma que serían 9 milímetros. Sobre eso, el hijo de la víctima expresó que fueron disparados por él de forma intimidatoria debido a que cuando llegó en busca del padre vio movimientos extraños en el lugar.
En este contexto, el denunciante expresó que su padre le había pedido municiones de una escopeta en razón de que esa tarde iba a ir a ver un “sobrado”, es decir una construcción de árboles para esperar animales. Con esto emergió la arista de la caza furtiva, aunque esa arma no fue hallada.
Con todo esto las autoridades del Juzgado de Instrucción Tres de Puerto Iguazú, a cargo del juez Martín Brites, ordenaron la incautación del vehículo, los celulares de padre e hijo y el arma de éste. Los aparatos electrónicos serán peritados para confirmar las conversaciones que dijo haber tenido con él. Al hombre de 32 años también se le hizo el guantelete de parafina, más allá que ya confirmó que accionó el arma.
Con todo estos elementos, el caso se presenta en principio complejo y por el momento no hay una hipótesis definida por parte de los investigadores policiales y judiciales. Sí está claro que el denunciante e hijo de Mario César fue el último que lo vio con vida. La escena del hecho, dijeron las fuentes consultadas, es cercana al casco urbano de la localidad de Puerto Esperanza, entre uno o dos kilómetros, por lo que confían que en el relevamiento de testimoniales de la zona pueda surgir algo nuevo que eche luz sobre los puntos oscuros.