Fue ayer en la sexta jornada de debate en el Tribunal Penal 1. El imputado tenía los dorsos de las manos lesionados, también la palma de la derecha. Una psicóloga de la Policía remarcó que Irma Ferreyra Da Rocha estaba en grave estado en el hospital: “Gemía, lloraba y gritaba de dolor”.
La quinta jornada de debate en el Tribunal Penal 1 de Posadas remarcó detalles clave de las audiencias de la semana pasada. Ratificaron ayer lunes siete testigos el padecimiento de Irma Ferreyra Da Rocha y las lesiones en las manos de su presunto victimario, Alejandro Guillermo Esteche, albañil de 34 acusado de “abuso sexual ultrajante seguido de muerte”.
Facundo Uboldi, excuñado de Esteche, declaró vía la aplicación digital Zoom desde la localidad bonaerense de Zárate. Fue interrogado tanto por el fiscal Martín Alejandro Rau como por Edgardo Michael Cabrera Germain, defensor particular.
El primero de la lista de citados sostuvo que la noche del viernes 16 de diciembre de 2015 en el predio “La Saladita” también denominada “La Economía”, se desplegó una fiesta en la que fueron muchas familias, que la celebración comenzó a las 8 y era animada por bandas de música, sorteos y pruebas de baile.
“Un baile de fin de año”, resumió y destacó que Alejandro Esteche estuvo con él en ese lugar. “Me encontré ahí y tomamos cerveza. Vino Irma (Da Rocha) con una amiga y yo me pongo a bailar con ella. Después se puso a bailar Alejandro y me dio unos números de rifas y no los volví a ver”.
Uboldi remarcó que no supo más de Esteche hasta la tarde del domingo 18 cuando investigadores policiales llegaron a su casa de Garupá. Pero también fue preciso al responderle al fiscal Rau: “Alejandro tenía puesto esa noche, una remera azul oscura con triángulos blancos, una bermuda blanca y zapatos blancos”. La misma descripción asegurada por los testigos que lo vieron salir del baldío de la calle 246 antes de hallar a Irma tirada entre malezas y con una rama de árbol de casi 60 centímetros incrustada en el ano.
El testigo siguiente describió los rastros de semen hallados en las muestras tomadas al cuerpo de Irma, a su ropa y a la rama con la que fue atacada.
Ricardo José Valdez es bioquímico del Poder Judicial y explicó que no se hallaron espermatozoides, pero que al hisopado que pasó por el laboratorio forense se le detectó semen: “Enzimas espermática de la próstata”.
Una licenciada en Criminalística de la Policía Científica también declaró ayer y recordó los elementos que se recogieron del terreno baldío durante la madrugada del sábado 17 de diciembre y pocas horas después ya con la luz del sol a pleno. “Levantamos fragmentos de una rama arrancada, un par de sandalias rojas y un celular”.
En tanto, Ana María Bogado, licenciada pero en Psicología de la Policía provincial resumió su labor de contención emocional las horas previas (internación) y posteriores al óbito de Da Rocha.
Resaltó que estuvo con la víctima en la sala del Hospital Madariaga durante la tarde del sábado y mañana del domingo: “Ella sólo decía que le dolía mucho, estaba muy deteriorada. Repetía ‘me duele, me duele mucho’, lloraba, lo gritaba, gemía de dolor, fue desgarrador estar allí. Todo era sufrimiento, era una escena terrible”.
Héctor Emilio Giménez, hoy exintegrante de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas, formó parte del grupo de pesquisas solicitados por el (en 2016) juez de Instrucción 7, Carlos Jorge Giménez tras la confirmación de la muerte de Irma. “A Esteche lo ubicamos el domingo por la tarde y lo alojamos en la seccional Quinta (Garupá). Le vi las manos lastimadas, la derecha en el dorso y palma, la izquierda en el dorso”, respondió ante el fiscal del juicio.
Fue el primer testigo en mencionar las heridas en las extremidades del acusado, pocas horas después del ataque sexual y muerte.
También Liliana Benítez, médica legista policial, coincidió ayer con su relato en la etapa de instrucción del expediente. Relató ante los jueces Viviana Cukla, César Antonio Yaya y Ángel Dejesús Cardozo, que Esteche tenía escoriaciones en la palma derecha y los dorsos de las dos manos.
Los detalles de las lesiones podrían asociarse directamente con los golpes que sufrió Irma en el rostro y la dejaron inconsciente, para luego ser atacada con la rama de árbol introducida por el ano y que le desgarró órganos desde el esfínter hasta el lóbulo del pulmón izquierdo, provocándole una septicemia generalizada.